Por: Donovan Osorio. Biólogo.
El asesor del Ministerio de Hidrocarburos en temas ambientales, el tarijeño ingeniero Jorge Ríos criticó a los ambientalistas que se movilizaron en contra de la exploración petrolera en la reserva natural de Tariquía sin un “mínimo de conocimiento técnico”, movidos por “intereses políticos” (Fuente: elPeriódico-enero 26/2017)
La política también es la lucha por derechos. El Artículo 33 de la Constitución Política del Estado dice que las personas tienen derecho a un medio ambiente saludable, protegido y equilibrado. El ejercicio de este derecho debe permitir a los individuos y colectividades de las presentes y futuras generaciones, además de otros seres vivos, desarrollarse de manera normal y permanente. Mientras que el Artículo 34 dice que cualquier persona, a título individual o en representación de una colectividad, está facultada para ejercitar las acciones legales en defensa del derecho al medio ambiente, sin perjuicio de la obligación de las instituciones públicas de actuar de oficio frente a los atentados contra el medio ambiente. En este caso la defensa de los derechos colectivos y ambientales; como el derecho humano al agua, en tiempos de cambio climático provocados por el calentamiento global tienen más importancia o relevancia que la renta generada por un recurso finito, y cuya explotación genera problemas socioambientales como aquellos impactos difíciles o imposibles y/o caros de mitigar, sobre todo en áreas de recarga hídrica como aquellas presentes en la vertiente oriental de los andes tarijeños, tal cual es la Cuenca Alta del Rio Bermejo que condensa la humedad proveniente de la llanura y el océano atlántico, que al enfriarse por el ascenso hacia las montañas producen nubes y altas precipitaciones pluviales como se hace referencia en el libro “Tropical Montane Cloud Forests” en su artículo: “Ecology and Conservation of Argentine Montane Forest” del científico argentino Alejandro Brown de Fundación ProYungas en referencia al sector compartido entre Argentina y Bolivia.
Esta cuenca tiene una superficie de 12.000 km2 integra a los subsistemas de los ríos Grande de Tarija en 9.960 km2 (83%) y Bermejo en 2.040 km2 (17%). Está situado en Argentina y Bolivia, cuya región alta tiene una superficie de 50.190 km2, de los cuales 12.000 km2 pertenecen a Bolivia.
Esta dependencia de los hidrocarburos también genera problemas económicos por la variación y dependencia de los precios internacionales. La dependencia de la renta petrolera y gasífera no ha generado otras alternativas al desarrollo extractivista y rentista, explotador y destructor. Los problemas socioambientales provocados por emprendimientos privados o estatales son causados por decisiones políticas. Son políticas pues fueron productos de consensos, intereses y deliberaciones más allá de ser constitucionales y/o democráticos, o no. Hay que decidir y planificar donde hacer exploración y explotación petrolera y gasífera.
El ingeniero Jorge Ríos explicó que la exploración sísmica consiste en obtener ondas acústicas para tener un perfil geológico donde se detectan los yacimientos de gas y petróleo, para lo cual se demarcan “trochas” de 1,5 metros de ancho, eliminando parcialmente la vegetación arbustiva. Cada 100 metros, perforan pozos entre 5 centímetros a 10 centímetros de diámetro, que es parte de las prácticas ambientales en la exploración sísmica, dijo. (Fuente: elPeriódico-enero 26/2017).
La sísmica es un proceso geofísico de intervención directa sobre la naturaleza, que consiste en crear temblores artificiales de tierra, mediante explosivos que causan ondas. El resultado de estas detonaciones se extienden mediante un cable por geófonos y con ellas los geólogos conocen las estructuras de la tierra para saber si hay probabilidad de que existan hidrocarburos o no en el subsuelo. Con la información obtenida se producen mapas del subsuelo donde aparecen las diversas estructuras presentes en el área objeto de estudio, incluidas aquellas que potencialmente pueden almacenar hidrocarburos, información fundamental a la hora de tomar la decisión en donde perforar.
Los geólogos hacen un diseño de la malla sísmica. Ya en el terreno, se abren trochas, que son caminos por donde pasarán los cables eléctricos y donde se realizarán las perforaciones. Las trochas pueden tener un ancho entre los 2 y los 10 metros. Para el diseño de la malla sísmica se precisa la identificación de las zonas pobladas, pozos, nacimientos de agua, líneas de flujo y vías de acceso, así como del conjunto de líneas fuente y receptoras que entre sí conforman una cuadricula bien definida. Para causar los temblores de tierra se utiliza por lo general el método de perforar pozos de poca profundidad, desde los 5 hasta los 20 metros, sobre una línea recta. Su diámetro oscila entre 5 y 10 centímetros, y la distancia entre uno y otro varía de 15 a 100 metros. En estos pozos se deposita material explosivo, que se tapa con el material extraído durante la perforación. Al detonarse ese material genera las ondas requeridas. Luego, se extienden cables que unen todo el sistema de la sísmica y se instalan los geófonos, que son aparatos para ‘escuchar’ o registrar las ondas que provoca la explosión de las cargas en los pozos. Esas ondas viajan por el subsuelo y se reflejan desde las profundidades de la tierra al chocar con los diferentes tipos de rocas o de estructuras.
Aunque el resultado del estudio es una radiografía del subsuelo, como lo informan en las distintas socializaciones los funcionarios de las empresas petroleras, el método que se utiliza no es nada inofensivo como puede ser una radiografía de tórax. En muchos casos las explosiones han causado estragos en diferentes sistemas naturales, no obstante los impactos que ocasionan no se pueden generalizar, dependerá del tipo e intensidad de carga, de las condiciones geológicas y de cómo estén estructurados los canales de agua subterránea.
El ingeniero Jorge Ríos negó la versión de que esta reserva sea una de las generadoras de lluvias en el departamento. “Tampoco se puede hablar de que en Tariquía hay un gran humedad, lo que hay es la laguna de San Nicolás que tiene 40 hectáreas de superficie que está fuera de la reserva y eso lo puede aseverar el SERNAP (Servicio Nacional de Áreas protegidas)”. Esta cantidad es una dimensión menor a la laguna de San Jacinto que tiene 600 hectáreas y no es una superficie de evaporación que permita formar nubes que sean el origen de las lluvias en esta zona. “Una laguna con 40 hectáreas de superficie no acaba con las lluvias”, asegurando que este lugar no es precisamente una zona de “evaporación” como afirman (Fuente: elPeriódico-enero 26/2017).
Imagino que el ingeniero Jorge Ríos se refería a “precipitación” pluvial, envés de “evaporación”, que es precisamente una de las razones u objetivos de la creación del Área Protegida: Reserva la Reserva Nacional de Flora y Fauna Tariquía (246.870 ha), justamente creada y delimitada en las áreas de alta precipitación pluvial y recarga hídrica de la cuenca alta del río Bermejo, establecida para conservar la biodiversidad del ecosistema de Yungas Australes Andinos y regular los caudales hídricos en las cuencas de los ríos Bermejo y Grande de Tarija. Los valores de biodiversidad son relativamente altos y es relevante la presencia de un importante conjunto de especies de fauna y flora, por las altas precipitaciones pluviales, exclusivas de estos ambientes que se encuentran fuertemente amenazados en otras regiones del subandino sur del país. Se estima precipitaciones pluviales medias anuales entre 900-3000 mm (SERNAP 2001). Se producen la mayor cantidad de precipitación pluvial del Departamento (Plan Departamental de Agua de Tarija. “Agua para Todos y para Siempre”. Período 2013-2025).
En el mapa de precipitación pluvial media anual, según el Plan Departamental de Agua para Tarija (2013-2025) se nota como el color azul oscuro representa precipitaciones mayores a 2000 mm, y que casi en su totalidad coincide con la ecoregión Bosque Boliviano-Tucumano o Yungas Australes; pisos selva montano y bosque montano de la cuenca del rio Bermejo, que se protege en parte en la Reserva Tariquia.
No se necesitan ecosistemas lénticos naturales o artificiales (laguna lago o embalse) para que haya “gran humedad” sino que las montañas tropicales, como existen en las serranías de la vertiente oriental de los Andes, o Andes Tropicales según Rivas&Martinez, como se conoce biogeograficamente a estos ecosistemas de montaña de Sudamérica, justamente se caracterizan por interceptar humedad; donde se condensan los alisios, que al enfriarse por chocarse y ascender el muro cordillerano precipitando en forma de lluvia. Sin duda esto genera nubosidad y humedad relativa alta durante gran parte del año.
Si bien el Embalse de San Jacinto es mayor a la laguna San Cristóbal, este encuentra en un valle seco interandino, es decir en la sombra de lluvia; en la cara occidental de la vertiente oriental que no recibe las nubes y lluvia, como sucede al oeste es la Serranía Cerrillos, que divide el valle seco interandino, ósea el valle central de Tarija, de los ecosistemas húmedos boscosos de Tariquia y provincia Arce, al este de las mencionada serranía.
Según dijo el experto, 22 comunidades de la zona ya dieron su conformidad mediante votos resolutivos al proyecto. (Fuente: elPeriódico-enero 26/2017).
Los conceptos técnicos importantes de conocer para cuando se realizan las socializaciones de los proyectos son:
- Líneas de receptores: Línea a lo largo de la cual se colocan las estaciones que reciben las señales de las explosiones sísmicas, y se ubican en sentido contrario a las líneas de disparo.
- Líneas Fuente: Línea a lo largo de la cual se colocan las estaciones fuente para el levantamiento.
- Dirección inline: Es la dirección que va en el mismo sentido a las líneas receptoras.
- Dirección crossline: Es la dirección que va en sentido contrario a las líneas receptoras.
Esperemos que las áreas de recarga hídrica, más allá que estén o no en una área protegida, como ocurre en la Reserva Tariquia, no se vean afectadas por la exploración sísmica, y que antes de perforar y causar daños, sepamos si vale la pena hacerlo. No olvidemos el principio precautorio de la Legislación Ambiental Boliviana presente tanto en la Ley 1333, como en la Ley Nº 300 Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien, y Ley N° 071 DERECHOS DE LA MADRE TIERRA.
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