Las mesas suelen disponer de una alta oferta de bebidas alcohólicas. Antes y después del brindis, los invitados consumen altas dosis de calorías en el vino, la cerveza y el champagne. Hasta qué niveles llega el consumo calórico en las fiestas de fin de año
(INFOBAE) No hay fiestas sin brindis. No hay fiestas sin exceso de alimentos. La mesa de Nochebuena suele estar abarrotada de oportunidades. Una cena que duplica la oferta calórica en comparación a cualquier comida nocturna. El despliegue de bebidas alcohólicas quizá sea uno de los aspectos más característicos de estas celebraciones de fin de año. El vino de la cena, la cervecita de la espera, el champagne del brindis, la sidra o la fresita, el campari del después: un suculento combo de calorías ingeridas de difícil reparo.
«Cada gramo de alcohol tiene 7 calorías. De las bebidas que menos tienen, una copa de champagne aporta al menos 90 calorías», señaló la licenciada Marcela Stambulian, nutricionista, docente de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. De acuerdo a la especialista, se debe prestar especial atención a los tragos y cocteles que, además de tener hasta un 40% de graduación alcohólica, se les suele agregar azúcar, gaseosas o jugos.
La circulación del alcohol por la entrada, la mesa y la sobremesa navideña es de alta rotación. Las copas se vacían, las propuestas se amplían y los comensales pueden hilvanar consumos de bebidas diferentes, todas con un importante contenido calórico. De las 84 calorías de una copa de Fresita y las 87 de una copa de sidra hasta la coronación de la noche con vaso un campari de 223 calorías dentro de un recipiente de 200 cc. En el durante, las opciones más tradicionales y atemporales: una copa de champagne de 100 calorías, una copa de vino de 36 calorías y un chopp de cerveza de 330 cc de 158 calorías. Un cóctel que aporta casi un total de mil calorías.
«Es muy difícil tratar de compensar este elevado consumo de calorías con actividad física», dijo en diálogo con Clarín Silvina Tasat, de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN). Aconsejó también para las cenas de Navidad y Año Nuevo tomar agua, usar vasos pequeños y no consumir bebidas alcohólicas sin haber comido antes. Para evitar que las calorías se depositen en grasas, es menester gastarlas a través de una actividad física aeróbica. Cuatro horas de caminata, dos de bicicleta y una de running pueden quemar la ingesta calórica en las fiestas.
En simultáneo al consumo de alcohol en las fiestas, es oportuno aclarar cuánto recomiendan las nuevas Guías Alimentarias para la Población Argentina, según estudios del equipo técnico del Ministerio de Salud de la Nación. Sugieren la ingesta de líquido diario de 2,5 litros para los hombres y de 2 litros para las mujeres. En relación a estos estándares proyectados, la licenciada Stambulian analizó que «es realmente mucho y muy pocas personas cumplen con esta recomendación». No obstante, según la experta, se pueden incluir, además del agua, infusiones sin azúcar para alcanzar este cuota recomendada de líquidos: «El azúcar es un nutriente crítico en esta época porque promociona el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y los triglicéridos altos. Tienen que ser bebidas sin azúcar».
Y en virtud a las bebidas light o dietéticas, la especialista lo abordó como un tema controversial en la comunidad médica. «La evidencia hoy nos muestra que son un buen reemplazo para disminuir el consumo de azúcar y pueden ser tomados por personas diabéticas y que padezcan alguna complicación por la que no deban utilizar el azúcar. Pero el problema es que también hay ahora algunos estudios que señalan estos edulcorantes podrían llegar a generar algunas complicaciones», destacó Marcela Stambulian.