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Las organizaciones sociales bolivianos celebraban el domingo junto a los presidentes de Ecuador y Venezuela el décimo primer aniversario de la Revolución Democrática Cultural que instauró en Bolivia el presidente indígena de izquierdas Evo Morales en 2006, un día después de que el partido del mandatario, el Movimiento Al Socialismo (MAS), le otorgara un firme respaldo para postularse nuevamente a la Presidencia del país.
Los movimientos sociales, base de sustentación de Morales desde 2006 y antes, conmemorarán en Ivirgarzama, en la jurisdicción del Chapare, bastión político de Morales, el día en que el electorado boliviano ungió a su líder y lo sentó en el Palacio Quemado en La Paz.
El 18 de diciembre de 2005, Morales y su vicepresidente Alvaro García Linera, ganaron las elecciones generales de ese año con el 54% de los sufragios.
Se trató del ascenso por primera vez de un indígena al poder en Bolivia y el quebranto del sistema de partidos de derechas y su hegemonía en el poder.
Morales, que bautizó a esta celebración como el día de la Revolución Democrática y Cultural o partida del proceso de cambio en el país, en 2005 el más pobre de Sudamérica, ha invitado a su homólogos de Ecuador, Rafael Correa, y de Venezuela, Nicolás Maduro a las celebraciones que se verificarán en este poblado central del país andino amazónico.
Fuentes oficiosas informaron que Maduro llegará directamente desde su país al aeropuerto internacional de Chimoré, localidad vecina de Ivirzarzama.
Morales llegaba a la conmemoración de Ivirgarzama fortalecido por el respaldo de su partido, que entraña los movimientos sociales de Bolivia, tanto como para desafiar a la oposición a ganarle el sillón presidencial en las urnas.
Mas «no con mentiras», como las que sustentaron, dijo, un camelo que le hizo perder, por menos de un punto porcentual, el referendo de febrero pasado, cuando consultó a la población boliviana su nueva postulación a la Presidencia en las elecciones de fines de 2019, que le franquearía, de ganarlas, el paso a un cuarto mandato consecutivo desde 2006.
«Si quieren enfrentarnos que se unan todos (los opositores); unidos (nosotros también) vamos a vernos en las urnas y que no manipulen con mentiras, que sepan hablar la verdad (que) nosotros sabemos reconocer» los errores incurridos, expuso Morales al clausurar el IX Congreso Extraordinario del MAS/ y su brazo operativo e, Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (IPSP) que congregó en un polivalente deportivo de la ciudad intermedia de Montero (este) a 6.000 representantes de 90 organizaciones sociales y sindicales bolivianas.
En medio de una serie de ataques de sus opositores que consideran cerrada la posibilidad constitucional de que el mandatario de izquierdas vuelva a candidatear, ni siquiera cuando su popularidad parece impactada, según sondeos y encuestas recientes, por la crisis de abastecimiento de agua en La Paz, la corrupción desatada en el Fondo Indígena, el camelo de un hijo presuntamente desatendido, montado por medios locales y extranjeros poco antes del referendo, y hasta por el accidente sufrido recientemete por una aerolínea comercial de matrícula boliviana en Colombia, Morales se dijo de acuerdo con ponerse en liza para tentar a un cuarto mandato.
La prensa internacional refirió la decisión del MAS como si se tratara de una elección propiamente dicha y subalternizó el domingo el hecho que, previamente, el partido del Presidente debe encontrar las pautas constitucionales que franqueen su postulación como candidato.
«Hago una sola exhortación: unidad más unidad. Con unidad hemos derrotado a todos los partidos políticos de la derecha», afirmó el gobernante boliviano luego que el Presidium de su formación política llamara a votar, por aclamación, la aplicación de 4 vías para volver a postularlo a una nueva elección, sin apartarse de la Constitución.
«Vamos a ir derrotando a la derecha; tengo mucha confianza en nuestros movimientos sociales; tenemos gran responsabilidad, pensando en las futuras generaciones, en nuestros hijos, en nuestros nietos», afirmó el mandatario en vibrante alocución con que cerró el congreso partidario de 3 días en la cuidad intermedia de Montero, departamento de Santa Cruz (este).
Como el domingo hace 11 años, Morales ganaba las elecciones bolivianas de 2005 con 54% de los votos, cifra sin antecedentes en la turbulenta historia política de Bolivia.
Bajo la premisa de que el resultado del referendo constitucional del 21 de febrero último -en que la opción de la habilitación de Morales a una nueva elección perdió por menos de un punto porcentual- consignó una campaña de desprestigio contra el mandatario, urdida por sus opositores con apoyo ultraconservador externo, el MAS-IPSP encontró, por principio de cuentas, que podría volverse a consultar al electorado sobre una nueva postulación de su líder por vía de una reforma constitucional por dos tercios en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Morales y el MAS venían de ganar sin despeinarse las elecciones generales de 2009 y 2014.
Morales nacionalizó los hidrocarburos bolivianos en los primeros tramos de su mandato y, con ello enderezado la economía nacional, boyante desde entonces.
En los últimos 10 años el Producto Interior Bruto de Bolivia ha crecido al menos 5 ceves respecto de 2005.
El PIB de 2015 se orilló en los 35.000 millones de dólares. El de 2009 se situó por debajo de 9.000 millones de dólares.
Productor de gas natural por excelencia, Bolivia viene de capear la crisis por la caída tensional del precio internacional del petróleo.
En 2016 la boliviana se colocará, según coinciden organismos financieros internacional, entre las economías más boyantes de la región.