Noticias El Periódico Tarija

Gustavo Portocarrero V.

Se inquietan del orbe todos sus rincones:

a la sede de los juegos van llegando

diez mil atletas, que arriban cantando

musica de aliento con todos sus sones.

Se llena la olímpica villa de optimismo

y equipada con modernas comodidades

abundancia de alimentos, autoridades,

alberga de tantas patrias, su civismo.

 

Se izan banderas de todas las naciones

se observan corrillos de muchas personas

se escuchan extraños, variados idiomas

se muestran sonrisas y humanas unciones.

 

Se ven caras blancas, negras, morenas,

altas, bajas, medianas, rasgados ojos,

azules, negros, castaños, cabellos rojos

del humano, infinitas notas amenas.

 

Se ven mujeres bellas, de todo agrado

otras toscas y de formas varoniles,

se yerguen de orgullo, ex-atletas seniles

que serán festejados por su pasado.

 

Bulle de inquietudes esa sede del mundo

donde llegaron dos millones de turistas

dirigentes, árbitros y periodistas;

es el centro del orbe, ¡núcleo profundo!

 

-Mamita, (comenta el hijo, amorosamente):

llevan uniforme, con cosidos escudos

parecen contentos, felices, seguros

nadie está triste; llevan alta la frente.

 

Responde el padre, con dulzura viva:

-¡Hijo mío! llegan dispuestos a pelear

y entre ellos sus energías a agotar

quemando su última gota de saliva.

 

A romperse el cuerpo se han dispuesto

de su aire, el último soplo a expulsar

y su corazón musculoso, demostrar

los años de dureza que se han impuesto.

 

Extinguirán su corporal energía

porque con ansiedad y toda euforia

con todo derecho buscarán la gloria,

minando tenazmente el cuerpo a porfía.

 

¡Son monstruos!, y pretenden ser aún mejores

fueron y son esclavos de la disciplina;

para su mal sólo hay una medicina:

¡la sana gloria, la fama y honores!

 

Muchos a su tierra regresarán airosos

otros, con fracaso habrán retornado,

pero el mundo todo habrá disfrutado

la gran lid de superhombres impetuosos.

 

 

FIN