Un grupo de inconscientes hizo que un perro mordiera un petardo que, luego de un par de segundos, estallo y daño gravemente la mandíbula del perro. No es la primera vez que algo así ocurre. Ya antes otro grupo de estúpidos le hicieron lo mismo a un gato, solo que esta vez, el petardo fue atado al hocico del gato. ¡El perro, al igual que el gato, se desangró hasta morir ante los ojos de un montón de mirones que no atinaron a nada más que a especular sobre lo que harían si estuvieran en la situación ideal pero, como no lo estaban, entonces lo sentían mucho pero no podrían hacer nada!
¿Qué pasa con la gente (en este caso con la juventud), que considera a los animales cosas y, por lo tanto, no duda, ni por un segundo, en hacerle daño o quitarle la vida? ¿En qué nos estamos convirtiendo, en qué pensamos o, mejor dicho, por qué no pensamos que, como nosotros, todos los animales tienen un sistema nervioso que les permite sentir dolor, frio, miedo, hambre, etc., etc.? ¿Qué puede tener de gracioso causarle tanto daño a un animal, al nivel que termine aturdido y desangrándose hasta la muerte? ¿Por qué tenemos que ser tan abusivos con los más pequeños, los indefensos, los desposeídos?
Yo siento que las autoridades se están equivocando radicalmente en este tema del desarrollo, porque mientras ellos encementan todo, contándonos que nos desarrollamos, la población está perdiendo, de manera acelerada, los valores éticos y morales y los principios humanos, haciendo que perdamos el rumbo; yo siento que se están olvidando de desarrollar al humano que vive en esta tierra. Y lo peor de todo, es que ese descuido no es accidental y tampoco ocurre por una pérdida de memoria, sino por un descuido deliberado: ¡no se puede cobrar diezmos generando consciencia, pero sí comprando y vendiendo cemento!