El reto es grande, más después de una administración que difícilmente se olvidará como la de Rodrigo Paz. Pero de alguna manera Johnny Torres llegó a sembrar la esperanza en quienes viven en la ciudad de Tarija y la provincia Cercado, de que pueden haber días mejores. Algunos dirán que con la gestión de Paz no era muy difícil hacer eso porque el vacío dejado es enorme y la desatención llegó a tal punto que en semejante vacío, no era tan complicado que una voz se escuche.
Los pendientes son muchos y los problemas legales también, pasa que hay obras observadas e incluso una, como la del Puente 4 de Julio, con imputación formal contra el ex alcalde y varios más. Seguro que se viene lo del mástil millonario, la compra de luminarias y el famoso proyecto de Ciudad Inteligente en el que se fueron varias decenas de millones de bolivianos y nadie sabe dónde están. Ese es el primer desafío de Torres, lidiar para que las consecuencias legales y judiciales no le lleguen.
Otro desafío es el de sentarse con los trabajadores municipales que están organizados en varios sindicatos y ya le pusieron en claro que no aceptarán despidos o masacres blancas. La pulseada será de entrada y veremos el juego de cintura del nuevo alcalde, no se debe olvidar que hay un laudo arbitral que obligó a Rodrigo Paz a renunciar dejando todo tirado porque sino lo llevaban a Morros Blancos. El asunto no era con Paz, era con el alcalde y desde hoy es Johnny Torres y tendrá que ver cómo le hace. Ni hablar con la masa de consultores en linea que “exigirán y presionarán ” para seguir trabajando, para ser recontratados y no perder “la pega”, peor en estos tiempos.
Otro aspecto importante es el económico-financiero, a pesar de que Alfonso Lema, el alcalde saliente, dice que ordenó en gran medida el desastre que dejó Paz, no hay mucho dinero, no hay mucha liquidez y ya estamos casi a medio año y las arcas están más vacías que llenas. Más bien, toca casi de inmediato sentarse a planificar el POA 2022 que tendrá que ser hecho a “imagen y semejanza” de la nueva autoridad pero recogiendo las necesidades de los vecinos.
En lo político a Torres le queda definir qué tan cerca o lejos estará de la Fedjuve, se supone que en el Concejo Municipal no debería tener mayores problemas, ya que el estado en que quedó esta organización con el manoseo llevado al extremo de las ultimas directivas, no solo le restó representatividad, sino confianza, credibilidad, seriedad e institucionalidad.
Punto a parte merece la relación con el nuevo gobernador Óscar Montes, con quien se supone todo es color de rosa aunque alguien dijo que no todo lo que brilla es oro y ya se habrían dado los primeros chispazos por roces internos. El relacionamiento con el gobierno nacional es una incógnita aunque pensamos que Torres no debería tener mayores dolores de cabeza a pesar de ser evidente que quiere y busca una reunión con el presidente Luis Arce, a quien parece preferir tenerlo más de cerca que de lejos.