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BUENOS AIRES, 6 FEB

River Plate y Boca Jrs, los equipos más poderosos de Argentina, llegan con opciones mañana de convertirse en el último campeón de la Superliga, torneo que anticipa un cambio de formato a partir de la próxima temporada.

Cuando el campeonato local pasó a denominarse así hace dos temporadas, el primero en festejar fue justamente el «xeneize», que mañana llega a la última fecha en desventaja pues es escolta de su clásico rival a un punto de distancia.

Al equipo de Marcelo Gallardo, el técnico más laureado de la historia en River con 11 coronas, la última de ellas en Copa Argentina 2019 además de dos Copas Libertadores (2015 y 2018), le bastará con ganar para gritar campeón.

Pero la posible vuelta olímpica no se anuncia sencilla en el estadio «Monumental», como fue bautizado también el José Fierro, donde el «millonario» visitará a un difícil Atlético Tucumán cuyos aficionados amenazaron a los dirigentes en la previa.

Fue con una bandera desplegada a las puertas de ese escenario que decía: «Cuando maten a un dirigente, nos van a respetar», situación que enrareció el clima y obligó a realizar la correspondiente denuncia penal.

El detonante de esa situación apunta en distintas direcciones pues algunos la atribuyen al notable incremento del valor de las entradas y otros a que las mismas podrían ser adquiridas por fanáticos del equipo visitante.

La barrabrava del «Decano» amenazó con «fiscalizar» la venta de ingresos para impedir que los simpatizantes de River se infiltren en su estadio para acompañar al equipo de Gallardo en la posible consagración.

Habrá que estar muy atentos entonces cuando salgan al ruedo con el arbitraje de Patricio Loustau a las 21 locales (0 GMT), mismo horario en el que Facundo Tello pitará el inicio en La «Bombonera» entre Boca y Gimnasia y Esgrima La Plata.

Tampoco se anticipa sencillo el clima en ese estadio al que volverá después de mucho tiempo, pero como técnico del equipo rival nada menos que Diego Maradona, quien mantuvo un duro cruce verbal con las nuevas autoridades del club más popular del país.

«Sabés dónde te podés meter la plaqueta», advertía el ex campeón mundial enfrentado con la nueva dirigencia de Boca tras apoyar al candidato oficialista perdedor en las pasadas elecciones.

Una derrota que después de 24 años ininterrumpidos dejó sin uno de sus principales bastiones a un sector vinculado al ex presidente del club y de Argentina, Mauricio Macri, enfrentado con Maradona desde hace años.

El hoy DT de Gimnasia, que también apoyó la candidatura del actual presidente argentino Alberto Fernández, vencedor en las elecciones generales de octubre, supo estar enfrentado además con Juan Román Riquelme.

Riquelme fue el gran artífice del triunfo electoral en Boca de Jorge Amor Ameal, que también supo ser parte alguna vez del oficialismo y luego lo enfrentó y lo derrotó por amplio margen en las elecciones celebradas en diciembre.

A pesar de esos antecedentes, se prevé que «La 12» y el público «xeneize» le rendirá un merecido homenaje a Maradona similar a los que recibió cada vez que su equipo juega como visitante desde que asumió el timón del comprometido Gimnasia.

Se dice que Miguel Angel Brindisi, que ya lo homenajeó cuando enfrentó a Huracán en el estadio Tómas A. Ducó y fue su socio en cancha en aquel Boca campeón del Metropolitano de 1981, sea el encargado de entregarle la plaqueta mañana.

Hugo Perotti, que también integraba ese plantel entrenado por Silvio Marzolini; Carlos Tévez, que forma parte del actual equipo y es ídolo de Boca, y posiblemente su amigo Claudio Paul Caniggia se sumarían al homenaje.

«Fue el mejor del mundo, es un ídolo del club y merece el mayor de los respetos por todo lo que significó como jugador», resumió Miguel Angel Russo, actual entrenador de un Boca que luego del ritual deberá ganarle a Gimnasia para soñar.

Si lo logra, aunque no será fácil porque su rival lucha por mantener la categoría, necesitará que Atlético Tucumán al menos consiga un empate frente a River, con lo cual sería el «xeneize» el que volvería a gritar campeón en esta Superliga.

Si el equipo de Gallardo gana, no tendrá chances pase lo que pase en La «Bombonera» porque el campeón será River, aunque si éste pierde y Boca empata podría darse un desempate por el título entre los clásicos rivales del fútbol argentino.

Escenario por el que muchos rezan, salvo los fanáticos de River seguramente, pues le daría una dosis adicional de morbo a la definición del torneo entre dos equipos que supieron animar hace dos años el Superclásico en una final de Copa Libertadores.

Mucha agua pasó desde aquella inédita consagración «millonaria» en el Santiago Bernabéu de Madrid tras la revancha frustrada por la violencia en el Monumental de Buenos Aires, una herida que todavía sigue abierta en la parcilidad «xeneize».

Más aún porque Boca no pudo lavar aquella afrenta en la pasada edición del torneo continental, cuando chocaron en semifinales y River lo eliminó aunque luego caería en la final a único partido frente a Flamengo en Lima.

Poco consuelo para los hinchas de Boca, sobre todo porque la Libertadores es el torneo que más los obsesiona, aunque arrebatarle al clásico rival el título local en la última fecha llegando un punto por debajo sería una buena «venganza».

Para evitar sorpresas, River presentó formación alternativa en su debut en la actual Libertadores y cayó por un contundente 3-0 ante Liga en la altura de Quito, mientras que Boca se llevó un empate de Caracas en un partido que debió haber ganado.

Antecedentes que quedarán de lado mañana cuando salgan al ruedo para animar los dos partidos que acaparan la atención de la última fecha de una Superliga que cambiaría de nombre y de formato a partir de la próxima temporada.