En los primeros días después del contagio, los patógenos de la malaria se acumulan en el bazo, según determinaron los científicos australianos que publicaron el pasado miércoles un estudio correspondiente en la revista PLOS Medicine.
El descubrimiento fue posible gracias a siete voluntarios, que permitieron ser infectados con dos especies de plasmodios que provocan la enfermedad: ‘Plasmodium falciparum’ y ‘P. vivax’, inoculados a cuatro y tres personas, respectivamente.
Siete días antes de la infección y entre 7 y 11 días después, los investigadores los sometieron a tomografías por emisión de positrones y resonancia magnética. Luego, los voluntarios fueron tratados con antipalúdicos.
Las imágenes obtenidas durante el experimento mostraron la intensificación del metabolismo de la glucosa en el bazo, efecto que fue más pronunciado en participantes contagiados con ‘P. vivax’. Al mismo tiempo, tanto el hígado como la médula ósea, donde se registran cambios en etapas más avanzadas de la enfermedad, no mostraron ninguna irregularidad.
A pesar de la pequeña cantidad de participantes, el estudio mostró que los patógenos de la malaria tienen «una predilección particular por el bazo», señaló en un comunicado de PLOS uno de los autores del estudio, John Woodford. Asimismo, «destaca cómo los estudios de infecciones controladas pueden adaptarse a objetivos exploratorios únicos que de otra manera no se pueden estudiar en humanos».
Enfermedad mortal
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, en el 2019 la malaria se cobró la vida de 409.000 personas, 274.000 de ellas niños menores de 5 años. El número global de personas infectadas ese año con la enfermedad se estima en 229 millones.
La infección es causada por plasmoides de cinco especies, siendo ‘P. falciparum’ y ‘P. Vivax’ las más comunes. La primera es responsable de casi el total de casos en África y el 71% de los del Mediterráneo Oriental y la segunda predomina en las Américas, donde provoca el 75% de los casos.
FUENTE:RT.COM