Eduardo Claure
Después de todos los traspiés electorales del 2019, se constituyeron, el gobierno nacional y los subnacionales. Corrió mucha tinta, discursos, y, pasado el zafarrancho (huida y pandemia incluida), parecía que sobrevendría la esperanza. Como siempre, el pueblo -en todas sus clases y sectores- confiaban que se iniciaría la construcción de una agenda mínima para el desarrollo, la que, hasta hoy, no se la ve por ninguna parte, ni aquí, ni allá, ni más allá. Pareciese que, en la boca del mentiroso, la verdad se hace dudosa, el consabido adagio, se confirma. Pero, no es que cada partido, presento su programa y lista de candidatos, todo ello, lleno de sentencias programáticas a ser cumplidas, ¿según la voz de ese “liderazgo emergente”? La realidad, muestra, una vez más, que, tal escenario no sucederá. Es cierto, que los partidos han nacido para competir y no para unirse, por ello, accedieron al “poder”, cada quien por su lado. Se esperaba, que, las acciones a ser desarrolladas por la oposición, daría muestras, de quienes eran y, porque se los tenía que elegir. Transcurrió medio año, y, los resultados de una prometida acción parlamentaria, ha dado muestras, de nada de nada. Durante catorce años, tuvieron al pueblo boliviano sometido a discursos, argumentando que había que relanzar el proyecto país y que, poco menos, ellos eran los elegidos para tal empresa. No importaban sus colores, símbolos o pertenencia territorial. Han pasado media docena de elecciones nacionales y otras tantas subnacionales desde el 2005. La mancha del mapa político boliviano, ha cambiado de colores y se movió, como péndulo. En esa dinámica, aparecieron y desaparecieron actores políticos, siglas y consignas, al igual que los mandones del TSE y TEDs, cada periodo o “gestión”, bajo nueva norma específica y denuncias de irregularidades, transgresiones a la ley y escandalosas denuncias de fraude electoral. Al final, la última autoridad electoral, se fue, con las explicaciones más suigéneris -por decir lo menos- dando razones de un contexto, ininteligible para el pueblo-pueblo. Al final, se supo, cual había sido, el nombre del Caballo de Troya.
La bancada de asambleístas opositores, prosigue de oposición débil, manifiesta inexperiencia, sin liderazgos visibles, no han presentado ninguna acción legislativa estratégica, ni individual, ni colectiva, que los conduzca, ninguno destaca, no existe madera política, no tienen capacidad de dialogo entre sí, menos con los “oficialistas”. Además, estos asambleístas, no muestran tener relación orgánica con sectores activos, sean sociales, productivos, organizacionales o de otra índole, ni nacional o en sus departamentos; esta debilidad, no les permite capacidad de movilización con la sociedad civil, esto les impide insertar en su accionar político, iniciativas movilizadoras o articuladoras con la realidad nacional y el contexto que se vive, es decir, no se conoce de parte de ellos, una agenda nacional por lo menos contestataria, ni gestada por ellos y menos propiciadas por algún sector regional; finalmente, algo primordial en política, no han demostrado tener un discurso ideológico o por lo menos, disponer de un paradigma sobre el cual trabajar, el mismo que llegue a la ciudadanía y, acompañe articuladamente “su gestión”. Mientras, la bancada oficialista, neutralizó a la oposición parlamentaria, aplica su estrategia envolvente, impide cualquier reacción y logró que una asambleísta de Creemos acceda a una Secretaria en Diputados con votos del MAS, dizque apoyando una “iniciativa legitima”. Con estas acciones, las bancadas opositoras, lamentablemente, siguen a pie juntillas, la agenda del MAS. Los partidos opositores, pusieron en sus listas, a ovejas, frente a una jauría de chacales o coyotes. Parece que, las bancadas opositoras, pasarán ”así nomás”: cobrando y cobrando.
Este escenario, muestra al desnudo, la ninguna capacidad en la formación de cuadros, la ausencia de una escuela política, la formulación y construcción de paradigmas, ni que decir, de la recreación de ideologías, que hubiese ocupado a los partidos políticos en la década y media transcurrida: todo un tiempo perdido. No se trata del retorno a los viejos modelos y los mismos vicios partidarios, de lo que se trata es de entender que la “clase política”, olvidó por el trauma azul, y aun, mucho antes -post UDP-, las consideraciones filosóficas para el desarrollo político, la construcción de visiones y pospusieron las misiones, sustituyéndola por consignas, clichés, poses y discursos calcados, entre lo que ha sido: el borrar de las ideologías, trocándolas por supuestos resultados de los modelos económicos y políticos aplicados (neoliberales o izquierdistas), antes que alcanzar dimensiones de desarrollo integral planificado. Hoy vale más un spot televisivo o cuña radial, antes que, demostrar, que la política ha bajado a articular a la sociedad y su estrategia, para alcanzar metas de un pleno desarrollo humano, social y económico, en empatía con el medio ambiente. Por decir algo. Pero, no, esas son trivialidades fútiles, para la vieja y la “nueva clase política”.
¿Cual, el efecto de este escenario? El contexto, nos muestra que, no termina de entenderse, que, la crisis de la pandemia, sumada a la mano invisible de la globalización y, su pugna de poderes, ha sumido al mundo en un trance que borró determinados limites reales e imaginarios y, sus efectos, se sienten en todos lados, en el conjunto de la sociedad o el pueblo, ha nivelado ciertas necesidades y soluciones, las confrontaciones han sido exacerbadas. El mundo se está reinventando, de pronto nadie es el centro de algo especial en lo social, político o económico, todos son algo y nada más, y, ya no, mucho más que otros, la humanidad entiende que ese antropocentrismo ante el universo –del que se ufanaba-, no había sido así. El deterioro de la naturaleza y su degradación por obra humana, nos muestra como un depredador, cuya acción, debe cambiar, sí o sí. La fragilidad del organismo humano ante un medio ambiente patas arriba, hecha por tierra, vale la pena decirlo, cinco millones de años de evolución. Otros dirán, se ha profanado, la Obra de Dios.
Ante este panorama, la agenda olvidada, nacionalmente hablando, propuesta en los planes de desarrollo presentados por los partidos políticos, resultan insuficientes, por sus contenidos raquíticos, y porque, en la actualidad, están en algún tacho de basura. Entonces, se hace necesario replantear una agenda de desarrollo sostenible, donde los gobiernos subnacionales y el propio gobierno central, trabajen a conciencia, sí, es posible plantearlo. Una agenda donde el tema productivo, la salud y educación bajo sistemas construidos institucionalmente y un control a la importación y comercialización de medicamentos e insumos y equipamientos hospitalarios, construcción masiva de plantas productoras de oxígeno medicinal (mientras el presidente Arce Catacora, expresa “aguantar la pandemia”, con un cinismo cuasi criminal), justicia, medio ambiente y ecología, derechos humanos, respeto a la ley y autoridad, eliminación de la informalidad (al no tributar, no acceden a seguro social), generación de trabajo y empleo, impuesto a la producción de la hoja de coca, sostenibilidad de nuestros bosques y áreas protegidas, acciones duras, rígidas e inflexibles contra el narcotráfico y tráfico de madera, digitalización, acceso al internet gratuito y universal para los sistemas educativos, reformulación de las asignaciones presupuestarias nacionales y subnacionales a través de un nuevo pacto fiscal y social, urgente necesidad, obligada por ley, de un censo nacional de población y vivienda, implantación de sistemas de regulación de los recursos naturales renovables, control regulatorio minero aurífero bajo duras sanciones administrativas por el daño medio ambiental (nueva ley del oro), sistema de planificación integral: territorio, inversiones, servicios público/privados y nuevo concepto o nomenclatura subnacional y nacional en función de la pobreza territorial (debiera retomarse la concurrencia entre gobernaciones y alcaldías aplicando las empatías naturales y las mancomunidades, con el apoyo a cada gestión de las ALDs, cumpliendo su rol deliberativo y fiscalizador, lo de legislar, suena ya, a distracción), nueva visión y rol de las universidades, trabajar de forma aplicada la visión universal de los países y/o pueblos (MacLuhan ya lo dijo en los 70’, “somos una aldea global”), etc.. Esto es, solo, un muy breve apunte a mano alzada.
Algunas derivaciones de este contexto, en lo local, un diputado, anunció su voto por un candidato a munícipe, increíble, de la oposición; una diputada suplente, se da a la tarea de “verificar” el estado de un tramo caminero al Chaco, invariablemente conflictivo y sin solución, por décadas. Realmente, proezas políticas. Al otro lado, una novel autoridad edil, levanta el nombre de Dios agradeciendo el mandato del soberano, acto seguido, anuncia la construcción de una nueva vía caminera urbana, que, sin duda, movilizará la economía local. Bendito anuncio, que traerá jugosos contratos -no importa que dijeron en campaña acerca del mástil y el puente 4 de julio-, (¡mientras en otro municipio capitalino inauguran 15 centros de oxigenoterapia.! Y, en otros, priorizan la construcción de plantas productoras de oxígeno medicinal). En la misma línea, la flamante autoridad departamental, anuncia haber recibido una “economía quebrada”, desastre que debe corregirse. Se apela, como explicación, a que los anteriores, que dejaron una economía mal administrada. Exactamente, tal como la saliente autoridad, durante dos primeros años de su gestión, anunciaba, hasta el cansancio, que el desastre heredado del MAS, solo permitiría, presupuestariamente, a cumplir obligaciones. Obviamente, mientras tanto, nunca se detuvo, ni ahora, la maquinaria de transferencias de recursos que corresponde a cada gestión pública de los entes subnacionales, además, de recursos externos, que nunca faltan. Hasta aquí, el menú, antes del entremés que se repite “cada gestión”. ¿Pero, y la agenda de desarrollo local prometido? Acerca del malhadado puente 4 de julio, algún concejal comento en un medio televisivo, que poco menos, es un “lindo puente y que no pueden opinar nada del proceso seguido a anteriores autoridades, porque, no encontraron ninguna documentación al respecto sobre lo cual opinar”; lo propio sucedía en la gobernación, cuando su autoridad, menciona, que, por ejemplo, “en la unidad de comunicación, no encontraron nada del equipamiento que debió tener esa dirección donde trabajaban -supuestamente- 40 funcionarios”: estos dos ejemplos, son posibles, en una época en la que todos se declaran transparentes?. Mientras en la ALD, se plantea derogar 80 leyes, vinculadas en su mayoría, a una aplicación social y productiva. Esto devela, que más allá de las posibilidades económicas de un momento dado, se aprobaron leyes sin perspectiva, ni visión, pues su sustento era posible por una disponibilidad económica, fácil, sin la sostenibilidad que en el tiempo debieran tener. Tan simple de hablar, como aquello de haber “generado una economía blindada”, cuando se disponía de 65.000 millones de dólares, cómodos y de libre disponibilidad. .
Es sorprendente, estamos frente a una verdadera agenda de desarrollo local, mientras NN.UU., ha establecido la necesidad imperiosa de aplicar el desarrollo urbano sostenible -municipalmente hablando-, como una forma integral de contrarrestar los efectos perversos de la pandemia y se diseñe todo en función del desarrollo sostenible, entre lo que establece, diseñar Planes Maestros de Desarrollo Urbano Sostenible, concepto inexistente en los programas de desarrollo propuesto por los partidos políticos para las recientes pasadas elecciones subnacionales, excepto en un solo caso, que nunca será considerado. Hoy, se retoma el sustituir la planificación participativa o el verdadero proceso de planificación del desarrollo, por la vanidad, el ego y la soberbia, de quienes asumen alguna autoridad -finita y efímera- por el spot, el cliché, la cuña radial y el bautizo del desarrollo local, se vuelve a aquello de Ciudad Capital, etc., hoy, dicen: Es por Vos, Es por Tarija….