Los daños sicológicos que provoca el «bullyng» pueden ser irreparables y se ha sabido de casos en los que el abusado ha llegado a pensar en el suicidio y hasta a hacerlo, no es una diversión, es un delito movido por un oscuro sentimiento. A pesar de todos los esfuerzos de servidores como el Hno. Manuel, aún nuestros maestros no están preparados para tratar y manejar estas situaciones que se producen entre las paredes de un colegio, hay quienes que hasta se suman a la humillación disfrazada de risas de unos cuantos.
El «bullyng» ha pasado a ser un problema de gravedad, lo que parece parte de la picardía y se practica todos los días, resulta ser una conducta que nubla la vida de muchas personas, en especial niños y jóvenes. Tarija registra índices muy serios en sus escuelas y colegios, se ha venido advirtiendo desde hace años atrás sobre este fenómeno, no sólo se trata de bromear con algún defecto que pudiera tener el compañero sino llegar a la degradación y humillación del aludido. Lo más preocupante es que parece darse una especie de «asociación delictuosa», pues son grupos enteros o varios sujetos a la vez los que sintonizan para agredir a otro, es que de eso se trata, de una verdadera y malvada agresión.
Seguimos descuidando encarar políticas integrales de educación, concientización y reforzamiento de principios y valores, nuestras autoridades, nuestras instituciones, deben contribuir de manera integral, esfuerzos aislados ayudan pero están lejos de ser suficientes.
Sin duda que algo esta fallando y debemos mirar dentro de las familias, antes que en las aulas, quienes se encargan de practicar el «bullyng» sufren o han sufrido una influencia más que negativa en su propio núcleo, por eso es muy importante trabajar con los padres también, pues este no es un problema del que padece el maltrato, es de todos.