Noticias El Periódico Tarija

La presencia nuestra marca sin duda la devastación de todo lo que encontramos en nuestro camino por la sencilla razón de que lo transformamos para servirnos de aquello sin medir realmente que significa eso. Creíamos que nuestra presencia en este planeta era gratuita hasta que descubrimos que la factura llega al último y es muy alta para poder pagarla. El funcionamiento de una serie de empresas o industrias en diferentes rubros tiene sus efectos en el medio ambiente y por tanto deben cumplir una serie de exigencias de manera que esos efectos no sean negativos ni dañinos. En una ciudad como la nuestra quien debe velar por el desenvolvimiento armónico de cada una de las actividades humanas sin duda es el municipio. Así cómo un negocio o empresa debe contar con una Licencia de Funcionamiento otorgada por la Alcaldía de manera obligatoria, imaginamos que esta regla es para todos y se aplica por igual de acuerdo al rubro en el que se desenvuelve cada una. No es lo mismo otorgarle esa licencia a una tienda de venta de ropa, a un medio de comunicacion,que a una curtiembre, bodega de vinos o productores de gaseosas o leche. El manejo de ciertos productos específicos hace que el tratamiento merezca un punto aparte. El municipio actúa de manera rígida e inflexible por ejemplo con locales nocturnos que tienen sus papeles en orden pero que por la época violan la disposición de cerrar a cierta hora, lo hacen más tarde, la sanción aplicada tanto en dinero como en acciones es muy fuerte. Nadie se opondría a esta conducta si se viera que se mide con la misma vara a todos pero no es así. Menos aún en el caso de ciertas factorías que operan destruyendo ríos, quebradas y micro sistemas sólo porque para regular sus actividades o tenemos funcionarios «chicatos» o que se hacen de «la vista gorda» o ineficientes mal intencionados que por «alguna razón» viendo y sabiendo no hacen nada y más bien llegan a encubrir ilegalidades.

Es preciso que el municipio tome cartas en el asunto y asuma su responsabilidad y comprenda que se constituye en un ente de regulación de todas las actividades que se desarrollan en su jurisdicción y ejecutor de las disposiciones, caso contrario seguiremos en «la tierra de nadie» donde «el dejar hacer y dejar pasar» es el común denominador pero sólo en beneficio de algunos que parece, «ponen más» voluntad que otros en ciertos temas. El crecimiento de la población implica también el aumento de otros elementos que generamos las personas, de hecho al ser más también producimos más basura, generamos más contaminación ambiental, acústica, etc. Darnos cuenta de eso no debería sorprendernos porque hasta un estudiante de colegio lo sabe, lo grave no es saberlo sino más bien no hacer nada para controlarlo. Claro que existen instancias responsables de velar por el cumplimiento de la ley y regular no sólo la actividad humana en general sino también los efectos de cualquier actividad.