Las historias de personas que son engañadas por sujetos que se hacen pasar por policías son muchas, algunas son amedrentadas y estafadas, se les quita dinero por supuestas irregularidades que no cometieron, en otras ocasiones hasta ingresan a viviendas o negocios, se trata de delincuentes que escondidos en un uniforme aprovechan para cometer una serie de delitos, literalmente, lobos con piel de oveja.
Quienes actúan así llevan vestimenta policial en algunas ocasiones pero están dotados hasta de credenciales y placas que convencen a quien es abordado por ellos, al punto que se les cree todo y por supuesto, no se desconfía, se les abre las puertas, se los deja pasar y es ahí cuando actúan. Las gentes son sorprendidas en su buena fe y son engañadas por inescrupulosos que andan buscando un incauto para timarlo.
En nuestra ciudad podemos ver varios negocios donde se venden uniformes policiales y militares, no sólo eso, también otros elementos que son parte de lo que usan los miembros de estos gremios, se encuentran placas e identificaciones que lucen como auténticas. Si bien en estas tiendas no se puede comprar armas, en el mercado negro es relativamente fácil conseguirlas de acuerdo a las especificaciones de la propia institución verde olivo. Debemos hacer notar que quien estudia para ser policía, debe ser él mismo quien se compre su arma reglamentaria al egresar, porque sólo cuando se llega hasta cierto grado, es la Policía Nacional la que la provee, una realidad algo extraña pero es lo que sucede.
Es urgente que las autoridades hagan algo para regular el funcionamiento de estos negocios ya que de seguro, no tienen una mala intención pero se prestan a los mal vivientes que consiguen lo que precisan para delinquir. El municipio en coordinación con la misma policía debería censar y registrar estos negocios, otorgarles una licencia especial, de manera que se sepa quien es la persona que anda comprando lo que allí se vende, es decir, cumplir ciertos requisitos para hacerlo sin necesidad de ser un uniformado.