Antoni Gutierrez-Rubi
¿Pueden ser efectivos los emoticones utilizados en la comunicación política? La pregunta puede sorprender…, pero la respuesta es muy seria: sí, rotundamente, sí. Son parte de la nueva revolución del contenido convertido en acción. El crecimiento de las aplicaciones de mensajería instantánea, con WhatsApp a la cabeza (que ya compite con éxito por la atención de los usuarios frente a las redes sociales, y hace meses ya arrebataron el tráfico al correo electrónico), es una señal inequívoca de la lucha por la atención, el bien escaso en nuestra sociedad. También en la acción política. O en la universidad y la empresa, por ejemplo.
Estas son algunas de las razones por las que los emoticones (en todas sus versiones) pueden protagonizar buena parte del lenguaje y del activismo político del futuro:
- Los memes canalizan la creatividad social. El lenguaje visual está colonizando la conversación digital. La facilidad, comodidad y rapidez con que se pueden crear (y compartir) memes de gran calidad ha disparado la espontaneidad y la inmediatez. La sátira visual ha desplazado a la crítica argumental. Su capacidad viral es imparable. El humor social canaliza el malestar. Y también el cinismo. Por su poderosa eficacia, la comunicación política no puede prescindir (o ignorar) el extraordinario potencial de la política a golpe de memes. Por ejemplo, las herramientas Meme Dad, Imgflip, MemeGenerator.es, Imgur, Livememe, Quickmeme o Kanvas ofrecen alternativas versátiles y sencillas. El protagonismo de los especialistas o de los expertos es suplantado por la osadía de lo común y de lo corriente. Hoy, la tecnología ofrece capas de conocimiento imantadas, con las que puedes actuar aún sin comprender. Es el mundo de la acción.
- Pensar, decir (escribir), hacer. Los emoticones facilitan la transición pensar-decir-hacer. La posibilidad de que el mensaje sea más atractivo y creativo, favorece su viralidad y reporta reputación digital a quien lo crea y/o lo comparte. Los emoticones animan la acción de enviar, al actuar como iconografías de mensajes complejos. Nos gusta escribir con señales, anagramas, abreviaturas, códigos. Y esta reconversión de lo estrictamente textual en ideogramas confiere a los mensajes una gran versatilidad. De letras a símbolos. De palabras a señales. Algunas fuerzas políticas, como los demócratas en EE. UU., han empezado a trabajar con stickers para el activismo, aproximándose a este concepto con anticipación…. Y habilidad.
- Universalidad. Los emoticones responden, también, a las características del diseño universal, que promueve el desarrollo de productos y entornos de fácil acceso para el mayor número de personas posible. Sus siete principios son: 1, Igualdad de uso. 2, Flexibilidad. 3, Simple e intuitivo. 4, Información fácil de percibir. 5, Minimiza los errores. 6, Escaso esfuerzo físico o mental. 7, Dimensiones apropiadas. Universalidad para conseguir una plena accesibilidad, sin discriminar a ningún usuario, a lo que hay que añadir su capacidad multi-modal y multi-idioma.
- Viralidad. Lo explica muy bien Juan Luis Sánchez: «Un turco y un español no se entienden cuando hablan, así en general. Un español y un egipcio tampoco. Pero ante una imagen (…) confluyen imaginarios que cada vez tienen más zonas solapadas, más elementos comunes». Las imágenes (y los emoticones, por supuesto) permiten explorar lenguajes y emociones universales. «El resumen de una revuelta puede estar en una sola imagen», indica Yolanda Quintana coautora junto al colectivo Outliers de un estudio de las imágenes que se propagaron con el hashtag #occupygezi. En su investigación se preguntaron qué tipo de imágenes se hacen virales y acaban representando un movimiento social. Y cómo se comportan las redes cuando se trata de contenidos de fuerte carga visual. Viralidad y visualización van de la mano. Y se retroalimentan.
- Activismo político. La campaña de crowdfunding de reconstrucción de Can Vies está innovando en muchos sentidos, «en la cantidad de colaboraciones especiales que han conseguido y que ofrecen como recompensas exclusivas, en sus punzantes vídeos virales… y más recientemente nos han sorprendido explorando nuevas formas de difundir su campaña». También en WhatsApp se puede seguir la historia del #EfectoCanVies explicada con emoticones. Estamos al inicio de creativas y sorprendentes narraciones visuales. La política del relato se enriquece, hibridando lenguajes y técnicas. El potencial es enorme.
- Emoticones animados. Twitter ya permite gifs animados por lo que dentro de poco comenzaremos a ver ‘movimientos’ en las noticias o mensajes que leemos en nuestro time line. La evolución hacia la animación ofrecerá nuevas oportunidades a la microcomunicación. Las pantallas se llenan de imágenes, iconos, fotografías y microvídeos. Los emoticones van a moverse, generando nuevas oportunidades narrativas.
- Innovación constante. En julio de este año «los emoticonos se renuevan» con la actualización del código Unicode y 250 nuevos caracteres. “El que más polémica ha levantado es el que se esconde bajo el código 1F595, puño cerrado y dedo corazón levantado. Traducido, la popular ‘peineta’ convertida en icono para enviar en cuestión de segundos», nos cuenta Rosa Jiménez Cano. No estamos lejos de diseños más ‘locales’, de fuerte connotación coyuntural. ¿Se imaginan emoticones de Rajoy, Sánchez o Iglesias? El potencial para la comunicación política (desde la crítica, la propaganda, o la vigilancia) en las pantallas de proximidad de los móviles es extraordinario. Y más en un momento en el que el móvil se ha convertido en el objeto material más valorado (e imprescindible) para más personas cada día.