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Fuente: AS.com

Los gimnasios son recintos imprescindibles en nuestra vida. En ellos, podemos mejorar nuestra salud y el bienestar, ya que el ejercicio ayuda a prevenir una gran cantidad de enfermedades. La pandemia de la COVID-19 nos arrebató la opción de practicar deporte en estas instalaciones, lo que afectó a muchas personas porque pocas pueden permitirse el equipamiento que ofrecen los gimnasios. Sin embargo, su apertura con la llegada de la nueva normalidad no ha levantado la dicha que cabría esperar. El miedo a contagiarse supera las ganas de reanudar la asistencia al gimnasio.

Por eso, muchos gimnasios se están esforzando al máximo para que sus clientes se sientan seguros y cómodos a la hora de entrenar. Este es el caso del gimnasio XFitness de Alcorcón, uno de los pocos que, además del habitual estricto protocolo establecido por el Gobierno, ha introducido una medida infalible contra los contagios importada de Hong Kong. Se trata de unas mamparas situadas en las máquinas de ejercicio cardiovascular, donde la exhalación es mucho más elevada de lo normal, pudiendo llegar el virus hasta diez metros. De esta forma se imposibilita el contagio porque, además, estas están lo suficientemente separadas entre sí para hacerlas aún más efectivas.

Los gimnasios no propagan la COVID-19

Para el entrenador personal Nacho Villalba, la poca confianza que hay en la población española hacia los gimnasios se debe a la incertidumbre que rodea a los centros deportivos y gimnasios. En otros países, a diferencia de España, se ha analizado a fondo el nivel de seguridad que pueden brindar estos establecimientos de cara a protegernos contra el coronavirus con el fin de que la gente acuda sin temor alguno.

En Noruega, por ejemplo, Lise M. Helsingen, de la University of Oslo, publicó recientemente un estudio que revelaba el bajo riesgo de contagio existente en los gimnasios respetando las recomendaciones de las autoridades. Para llevar a cabo el proyecto eligieron cinco a 3.764 miembros de entre 18 y 64 años sin enfermedades graves para acudir a sus respectivos centros de ejercicio. En las cinco instalaciones deportivas observadas se implantó un mayor distanciamiento social de un metro en ejercicios en el suelo y dos metros para clases de alta intensidad, así como una mejor higiene de manos y superficies. Además, los vestuarios permanecieron abiertos, mientras que las duchas y las saunas estuvieron cerradas.

De los 3.016 voluntarios que presentaron las pruebas PCR sólo uno dio positivo, aunque se descubrió que se había contagiado en el trabajo, pues no había usado el gimnasio antes del día de la prueba. Esta cifra evidenció que, si se actúa con precaución, los gimnasios no propagan la COVID-19