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AGENCIAS

Dos Copas Libertadores en cinco años, la segunda nada menos que contra Boca y en Madrid. Dos finales ganadas mano a mano sobre el Xeneize. Otros cinco títulos internacionales (una Sudamericana, tres Recopas y una Suruga Bank) y tres Copas Argentina. El de Marcelo Gallardo ya es, sin ningún lugar a dudas, el ciclo más exitoso de la historia de River, más allá del traspié en Lima, donde estuvo a tres minutos de conquistar por tercera vez el máximo certamen de clubes del continente.

Aunque el conjunto de Núñez es el que más torneos ganó en toda la historia del fútbol argentino, en los cinco años y medio que lleva el actual entrenador, River no sólo no pudo consagrarse en ninguno de los seis certámenes que se disputaron completos hasta la fecha, sino que apenas en una ocasión pudo pelear hasta el final por el título. Y fue cuando la Era Gallardo recién comenzaba.

Por eso, la pretemporada realizada en San Martín de Los Andes tiene como máximo objetivo las ocho fechas que le quedan a la Superliga 2019-20, que lo tiene a tres puntos del líder Argentinos y con un partido pendiente, que disputará contra Independiente y, si lo gana, afrontará la recta final de siete fechas como uno de los punteros. Así, las palabras de Ignacio Scocco desde el sur de Argentina cobran un valor más que especial: «es la primera vez que nos encontramos con grandes chances de pelear la Superliga, en otros años nos tocaba afrontar un semestre anterior complicado y cuando queríamos reencontrarnos con la pelea estábamos lejos. Esta vez estamos a ocho fechas del final y depende exclusivamente de nosotros».

En el Campeonato de Primera División 2014 (mal llamado Torneo de Transición), el primero del Muñeco al frente del plantel, el Millonario llegó a la punta en la fecha 5 y no se movió de lo más alto durante las siguientes 11 jornadas. Sin embargo, cuando llegó el momento de enfrentar al escolta Racing en la 17°, el DT tomó una postura que sería una constante a lo largo de todo el ciclo: la prioridad no fue el torneo local, sino un certamen internacional. A pesar de que el partido contra la Academia podía encaminar al conjunto de Núñez definitivamente rumbo al título, el Muñeco decidió cuidar a los titulares de cara a la revancha contra Boca por las semifinales de la Copa Sudamericana. En el Cilindro, el equipo de Avellaneda se impuso 1-0 y dos semanas después fue campeón.

El torneo siguiente, que se jugó en forma anual durante 2015, River estuvo enfocado durante todo el primer semestre en la Libertadores, donde sería campeón, pero aún así logró mantenerse en los primeros puestos de la tabla. Sin embargo, el viaje a Japón a principios de agosto para disputar la Copa Suruga Bank le provocó al plantel un desgaste del que no pudo recuperarse en todo el segundo semestre: de los 12 partidos que disputó en el campeonato tras el regreso de Oriente, ganó apenas tres y terminó noveno, a 15 puntos del primero, Boca.

Para 2016, la AFA decidió volver a acomodar su calendario al europeo y en el primer semestre organizó un ridículo torneo corto con dos zonas de 15 equipos. El equipo de Gallardo, volcado nuevamente a la Libertadores, finalizó 9° en su zona y se quedó afuera de la zona de clasificación a la Copa de 2017. Así, el Millonario quedó obligado a ganar la Copa Argentina para entrar al certamen continental: enfocado por completo en ese objetivo, descuidó la primera parte del Campeonato 2016/17 y cerró el año 7°, a 9 unidades del Xeneize, que marchaba puntero.

Con la Libertadores anualizada para 2017, el conjunto del Muñeco pudo centrarse en el torneo local y estuvo cerca de dar el zarpazo: con nueve triunfos en los primeros 12 partidos que disputó en el año, River logró respirarle en la nuca a Boca, pero dos caídas en las últimas 4 jornadas lo dejaron a las puertas del batacazo. Finalmente, fue segundo, a lejanos 7 puntos del campeón.

En la primera edición de la Superliga, en tanto, el Millonario volvió a descuidar el torneo local por un objetivo mayor: la primera parte del torneo 2017/18 transcurrió mientras el conjunto de Núñez avanzaba hacia las semifinales de la Libertadores, por lo que el DT jugó muchos partidos con suplentes. El golpe sufrido contra Lanús en el certamen internacional, encima, le dejó al equipo un mareo del que tardó casi 5 meses en recuperarse: para cuando llegó la reacción, tras el triunfo sobre Boca en la Supercopa Argentina, el tren del campeonato ya había pasado hacía tiempo. Finalmente, River terminó 8°, a 13 puntos del líder.

Lógicamente, el final del año 2018 lo encontró con la cabeza enfocada solamente en aquella histórica final ante Boca, con el retraso de dos semanas para el partido revancha y la obligación de postergar varias jornadas que, al recuperarlas al comienzo del 2019, lo encontraron demasiado relajado y perdió tres partidos al hilo en Núñez, ante Defensa y Justicia, Unión y Patronato. Ni siquiera alcanzó ganar ocho de los siguientes diez encuentros, porque Racing ya se había cortado y finalizó a 12 puntos en el cuarto lugar, que ni siquiera le garantizó un lugar en la fase de grupos de la Copa Libertadores 2020, que luego logró a través de la Copa Argentina.

¿Por qué puede torcer la historia en esta temporada 2019-20? Porque si bien volvió a llegar al último partido de la Copa Libertadores y perdió cuatro de los ocho encuentros que jugó en el Monumental (ante Talleres, Vélez, Central y San Lorenzo), obtuvo 17 puntos de 21 como visitante. Y como ni Argentinos ni Boca lograron cortarse en lo más alto, el duelo ante el Rojo podría dejarlo en una posición inmejorable, de cara a las siete fechas que restan, en las que enfrentará a Godoy Cruz (V), Central Córdoba (L), Unión (V), Banfield (L), Estudiantes (V), Defensa y Justicia (L) y Atlético Tucumán (V). Como para completar el panorama que a priori es ideal, no comenzará la fase de grupos del certamen internacional hasta tres días después de la última fecha. Gallardo tiene la mesa servida y al equipo preparado casi sin bajas (solo se fue Exequiel Palacios) para ir en busca de la última «deuda» que tiene el ciclo más exitoso de la historia del club