Noticias El Periódico Tarija

El principio que dice que «el derecho de uno termina donde comienza el derecho del otro», como que cada día hace falta exponerlo más, explicarlo más. En la medida que creemos que lo nuestro está primero y merecemos estar por delante de todos o ser tratados hasta con privilegios, vamos perdiendo el foco sobre lo que significa vivir en sociedad, lo que implica convivir, términos sencillos de decir pero no tanto en aplicar, para muchos.

El ocupar veredas o calles con escombros o materiales de construcción es una constante en la ciudad en la que vivimos, a pesar del bajón en la construcción todavía se hace evidente este comportamiento que revela cuan poco nos importa el otro mientras cada uno haga lo que necesita o lo que quiera. Se podría entender que descargar estos materiales sea solo pasajero, porque la volqueta no puede ingresar hasta dentro de la propiedad y en algún lado debe dejar lo que lleva, pero siempre y cuando luego todo eso sea trasladado adentro y no dejado hasta que se vaya usando y consumiendo, que es lo que comúnmente sucede. Pasa lo mismo con los desechos de una obra civil, lo lógico sería retíralos directamente al vehículo que los transportará hasta su destino final pero como que aquí lo vamos sacando poco a poco, hasta que es suficiente para justificar el viaje, pero en ese ir juntando pasa tiempo y mientras tanto, el peatón, el transeúnte y hasta el conductor de un motorizado deben soportar las molestias que ese comportamiento acarrea.

Existen hasta normas legales que prohíben proceder de la manera descrita pero nadie las obedece y tampoco existe autoridad alguna que haga que se cumplan, los montículos de escombros o de elementos para la construcción son parte del paisaje urbano y al parecer, por esa razón ya no llaman la atención. Es como que hemos asumido que así somos y así vivimos y ni modo. Es tiempo de cambiar y mejorar, respetando al vecino, al ciudadano, a quien comparte este espacio como nosotros.