El contrabando hormiga es el menos fiscalizado seguramente porque
resulta más complicado hacerlo ya que son decenas o centenas los que lo
practican, lo que se refleja por los medios de comunicación son las
incautaciones en grandes operativos de toneladas de productos que se
introducen al país ilegalmente, se dan conferencias de prensa y son los
oficiales de más alto rango los encargados de hacerlo, tal vez para
mostrar al ciudadano que si se hace, que si se trabaja. Pero también se
induce a una gran cobertura periodística cuando se tiene que destruir
todo lo incautado y es en ese momento que el pueblo comienza a
protestar. Entendemos que las
autoridades de turno lo hacen por órdenes superiores y por normas
vigentes que deben cumplir bajo advertencia de serias sanciones legales,
pero incrédulos presenciamos como quintales enteros de harina, de
arroz, conservas de carnes,etc., que son comestibles, en buen estado,
que se pueden usar, se eliminan sin que a nadie le tiemble la mano. Un
verdadero insulto ante las necesidades de un pueblo que no tiene que
comer, que padece diariamente de hambre, con gente que tiene que
escarbar entre la basura para conseguir el sustento diario, con madres
que van a las carnicerías a comprar con cinco bolivianos lo que el
carnicero les pueda o quiera dar porque no tienen más con que «parar la
olla». Con hogares de niños, ancianos y desposeídos que no reciben el
presupuesto suficiente para alimentar a quienes refugian. Con cárceles
que tienen a sus presos reclamando por los benditos prediarios porque
los tienen al filo de la miseria. No podemos botar comida cuando se
necesita tanto de ella, cuando hay tantos que no la tienen. Es urgente
que nuestros legisladores se sensibilicen y trabajen en reformas a la
ley que permitan el uso adecuado y oportuno de lo arrebatado al
contrabando para ser distribuido a quienes lo precisan y, esta claro,
fortaleciendo también los mecanismos para luchar con mayor dureza contra
la corrupción de aquellos que son capaces de aprovecharse de estas
salvedades y ser ellos los que le quiten ese alimento de la boca a
quienes se pretende ayudar. Si nos sensibilizamos, si enfocamos este
problema con una visión más humána y establecemos controles efectivos,
con seguridad podremos darle a lo que ingresó ilegalmente al país un fin
noble, cubriendo una necesidad que el Estado no está pudiendo atender.
Es a través de un río, en barcazas, sobre neumáticos inflados unidos
entre si, es aprovechando una seca quebrada, es en camiones que esconden
el producto, llega de las formas más imaginativas… parece que
hablamos del narcotráfico… ¿ no es así?, pues no, nos referimos al
contrabando, otra actividad ilícita que va matando lentamente la
industria nacional, lo que producimos, a nuestras empresas y quita el
trabajo a miles de bolivianos, de una u otra manera todos contribuimos a
que se establezca comprando lo que sabemos tiene esa procedencia, más
aún en nuestra situación de Departamento frontera. Estamos plenamente de
acuerdo que se combata esta ilícita actividad aunque para ello se debe
pelear primero con la corrupción que perfora instituciones como la
Aduana y la Policía, no se puede negar que se ha avanzado notablemente
contra este flagelo que termina siendo uno de los facilitadores del
otro.