Noticias El Periódico Tarija

Pasó demasiado tiempo para que se comience a tomar conciencia sobre el tratamiento que se debe dar a los desechos que generamos los seres humanos y el impacto en nuestro entorno, ese mismo que nos sirve de casa. Venimos más de una década hablando de las lagunas de oxidación de San Luis en la ciudad de Tarija, de las decenas de barrios que no arrojan sus aguas negras en ellas sino en cualquier lado, entiéndase quebradas, rios, cárcavas, etc, etc. Casi lo mismo sucede en ciudades intermedias y pueblos del Departamento, Yacuiba no trata bien sus aguas servidas ni su basura, Bermejo está en lo mismo, Villamontes ni que decir y mejor no hablamos de Entre Rios, el Valle o San Lorenzo.

Existen normas que obligan a los gobiernos municipales a definir el manejo de sus residuos sólidos con plazos máximos que, sabemos, no se están cumpliendo. En la ciudad capital, nos dijeron hace tres años que se iniciaría el abandono del botadero de basura en Pampa Galana en doce meses y aún no pasa nada, por lo menos conseguimos que miles de cerdos dejen de alimentarse ahí para luego ser vendidos a la población, asquerosa realidad de alto riesgo para la salud humana. Tan mal estamos que hasta nuestro matadero municipal ha estado arrojando aguas mezcladas con sangre y otros desechos a una quebrada décadas enteras, contaminándola totalmente por la degradación y descomposición natural. Pero como siempre, esas quebradas desembocan en el río Guadalquivir que es el que carga el peso mayor, con sus aguas regamos cultivos de productos que después nos sirven de alimento, terrible círculo vicioso que nos está matando. En este caso también nos dijeron que se estaba implementando una planta de tratamiento pero hasta ahora tampoco hay noticias y la debacle ambiental continúa, silenciosa pero letal, oculta por la inacción de las autoridades y esa extraña complicidad con la negligencia y la postergación. En todos estos ejemplos tangibles y actuales, seguimos preguntándonos…¿ hasta cuándo lo permitiremos?