Noticias El Periódico Tarija

Si bien estamos en pleno 2018, todavía estamos luchando para dar el paso de pueblo del siglo XX a ciudad del siglo XXI, la ausencia de planificación distingue la historia de Tarija, el no mirar más allá, el no poner luz larga cuando se trata del desarrollo de esta urbe que ha crecido rápidamente en la última década. Hasta con los índices de migración que se registraron podía planificarse mejor… no se lo hizo y hoy sufrimos las consecuencias.

Caminando por la ciudad es posible encontrarse de todo, calles anchas con escasa señalización, callecitas que zigzaguean a pesar de no estar en el centro histórico, unas con baches por doquier, otras que parecen una mesa de billar… pero también existen las empedradas y las asfaltadas sobre piedra… y como no podía ser de otra manera, las llenas de barro y las polvorientas. Es que resulta que en época de lluvia se vuelven verdaderos lodazales, charcos inmensos que no son muy fáciles de cruzar y en temporada seca se transforman en «fábricas» de polvo, tan fino que es muy similar al talco. Cuando circula un vehículo por ahí, ese polvo se levanta y viaja entrando por todo lado, nadie se salva, ni cerrando las puertas se puede evitar. De ahí que en Tarija si Ud. quiere la casa limpia, tendrá que estar siempre limpiando y limpiando, lo negativo más allá de lo molestoso, es que a las autoridades no les preocupa en lo más mínimo que miles de vecinos tengan que padecer bajo estas condiciones de vida, mire que no hablamos sólo de barrios alejados a los que cuesta llegar por la distancia y ubicación y que el municipio no ha tenido tiempo de atender por diferentes razones, nos referimos también a vecindarios considerados «clase medieros «, supuestamente mejor atendidos… igual el polvo tiene luz verde para expandirse y triunfar. Es que si sólo vemos este tema como un problema de limpieza e incomodidad, nos equivocamos, este elemento genera mal estar en las personas, afecta el bienestar, produce deficiencias respiratorias y alergias, etc, no se trata sólo del confort de los vecinos, está comprometida su salud, se entiende si no existen recursos económicos para asfaltar todas las calles pero las autoridades deberían considerar su mantenimiento en particular en esta época en la que el cielo nos priva de sus lágrimas benditas, el regado de estas vías es más que necesario para paliar todo lo descrito, tal vez podría ser un buen destino para el agua que se trate en las misteriosas micro plantas que quiere hacer la alcaldia… esperando el día en que este problema se termine para siempre.