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Cultura Colectiva

Los corazones rotos se curan con Paracetamol.
No se necesita llorar toda la noche y permanecer perdidos en silenciosos suspiros, en vacíos.

Los espasmos que estrujan tu pecho se curan con una pequeña dosis de acetaminofén.
Ya no es necesario intentar gritar a la ausencia, ni a las promesas vacías, ni a las memorias que se estrellaron sobre el piso cuando te dijo que ya no te amaba y dio la media vuelta para alejarse sin mirar atrás.

La falta de aire, el dolor en los huesos y el frío en la dermis se curan con Paracetamol.
No lo dice tu mamá, ni tu hermana, ni tus amigos. Lo dice el médico: los corazones rotos se curan con C8H9NO2.

Toma una o dos pastillas, dependiendo de tu edad, del tiempo que tomaste las manos de quien amabas, tres o cuatro dosis más si consideras las mentiras, decepciones y también los sueños; incluye -por favor- los insomnios.

Ya no necesitas de terapia, ni de la escritura; no necesitas poesía para escupirle al destino, ni para identificarte, o para encontrar consuelo; ya no necesitas de espacio, ni de tiempo ni de compañía; no necesitas de otros ojos que te desnuden aunque su saliva te sepa a podredumbre. No necesitas más de la soledad que te trae pasar la noche con alguien…

Es Paracetamol lo que puede curarte el corazón roto, dicen los médicos.