Cnl. DESP. Vladimir Yuri Calderón Mariscal
(ExDocente de Historia Policial en la Universidad Policial “Mcal. Antonio José de Sucre”)
En una pasada gestión, el alto mando policial puso en vigencia el Plan Estratégico Integral de Seguridad Pública y Ciudadana “TUKUY RIKUY”, destinado a mejorar los planes preventivos y operativos desarrollados por la Policía Boliviana con el propósito de reducir el índice delictivo y restablecer la sensación de seguridad ciudadana en el Estado Plurinacional de Bolivia. Sin embargo, es bueno conocer donde y cuando se origina este concepto ideológico, sin necesariamente decantar en Etimología o Semántica.
El Imperio Incaico en la historia de la América precolombina, entre los siglos XV y XVI, abarcó parte de los actuales territorios de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y noroeste de Argentina.
El territorio del vasto imperio del Tahuantinsuyo se subdividia en el Chinchasuyo al norte, el Collasuyo al sur, el Antisuyo al este y Contisuyo al oeste. La capital del imperio fue la ciudad de Cuzco, en el actual Perú. El Tahuantinsuyo, antes de la llegada de los españoles contaba con 14 millones de habitantes, y hacia el siglo XVIII, por guerras civiles y enfermedades infectocontagiosas, fue diezmada a 1,5 millones.
Dentro de su compleja estructura territorial y social se encontraban los JUNUS (diez mil familias) cuyo Gobernador era el JUNUKURAKA; las provincias más pobladas se denominaban WAMANIN (cuarenta mil familias) gobernadas por el WAMANIN APU. Al lado del soberano, aun por encima del CONSEJO IMPERIAL, había un alto dignatario suplente del Inca, el INCA-RANTIN. Entre el Consejo Imperial y los JUNU existía otra dignidad de mucha importancia, la del TUKUY RIKUY (“el que lo ve todo”), su principal función era la labor de VIGILANCIA en el distrito de su jurisdicción que por lo general era una provincia, siendo el directo responsable del debido cumplimiento y observancia de las leyes y mandatos del Cuzco, enmendando errores, reparando injusticias, sancionando infracciones. De jerarquía inferior al TUKUY RIKUY, se encontraba el LLAJTAKAMAYUJ, especie de inspector que visitaba las viviendas para ver el cuidado y diligencia que el varón y mujer tenían acerca de su casa y familia.
Los cronistas e historiadores de la época precolombina relatan la labor sacrificada de este “primer policía” en su afán de mantener el orden y el cumplimiento de las disposiciones normativas del Inca, así como la ejecución de drásticas sanciones a los infractores, siendo algunas de ellas las lapidaciones a los adúlteros y la muerte tortuosa de los que cometían delitos contra el honor y el pudor de las mujeres, así como la pena de muerte de los violadores sexuales de las doncellas y la amputación de los miembros superiores de los ladrones; delitos que en la actualidad forman parte de nuestra economía jurídica penal.
Como bien podemos advertir, la sabiduría ancestral de la cultura incaica, estructuró a sus autoridades jerárquicas de tal manera que no dejaron de lado la importante función policial expresada en el TUKUY RIKUY cuya alta comisión delegada por el Inca fue la de imponer el cumplimiento de las leyes, la conservación del orden público y la defensa de la sociedad, ahora expresados de manera explícita e inequívoca en el Art. 251 de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia que señala la Misión Específica de la Policía Boliviana. Por tanto la función policial, como la conocemos ahora, y mas aun el concepto de POLICIA COMUNITARIA, erróneamente considerado como moderno, tiene sus SIMIENTES en una organización policial primigenia, que veía en el Tukuy Rikuy como el policía del Tahuantinsuyo.