Conseguida la victoria por los españoles y desterrados de los sitios comarcanos los bárbaros Chiriguanos; comenzaron los españoles, ayudados de los indios Tomatas cristianos, a edificar esta Villa según los dispuso el señor Virrey, el cual dispuso también que fuese con las circunstancias siguientes, a saber: que se crease y estableciese en ella un Consejo o Cabildo de dos alcaldes ordinarios, un alguacil mayor, tres regidores, un procurador general y un escribano. Todos los empleados quedaron luego con aprobación del virrey en el uso y ejercicio de sus oficios.
Cabildo de la villa de San Bernardo de la Frontera de Tarija
Después del cabildo consiguió de su majestad la concesión de otros once empleos más y son: el de un alférez, el cual saca y manifiesta el estandarte real anualmente al pueblo en la víspera y día del patrón San Bernardo y en las proclamas de los Reyes. El juez de cámara, el de un fiel ejecutor, el de un alcalde provincial, el de un protector de naturales, otro con el cargo de defensor general de menores, un mayordomo de propios y dos alcaldes de la hermandad que coja y celen la jurisdicción.
De todos estos empleos algunos se ven en práctica y otros no, no por falta de voluntad sino de plata, necesaria para conseguirlos. El que no falta es el empleo de un subdelegado electo o nombrado por el Intendente Gobernador de Potosí y confirmado por el Virrey de Buenos Aires para todo el Partido Real de Tarija, el cual se extiende por muchas leguas, en las cuales hay 50.000 almas repartidas en los cuatro curatos tarijeños, parte en el río S. Juan, en el de La Loma y también en alguna parte del anexo de Sococha, pues hasta todo esto se extiende la jurisdicción real de tal subdelegado Descendiendo ahora a las circunstancias particulares de esta villa y de su jurisdicción, digo que la planta y formación de este pueblo es buena y llana y deja reconocerse bien desde una inmediata lomita o cerro bajo llamado de San Roque, desde el cual se ve muy bien las calles rectas, muy largas y anchas y bien dispuestas, con acequias que conducen agua a los respectivos huertos de los vecinos en sus casas, las cuales se hicieron grandes y buenas aunque en el día se hallan bien ruinosas a excepción de unas pocas. Faltan muchas de las primitivas, una porque el inmediatorío las ha destruido, y otras porque, habiéndose caído, no han tenido sus dueños el caudal para levantarlas. El vecindario dentro de la villa no pasa de 225, pero en las inmediaciones hay muchos habitantes dispersos en varios ranchos y casas de pajareque alias de embarrado, los cuales disfrutan la convivencia de cuidar bien y de cerca sus chacras y criar a su satisfacción sus animales.
LAS PLAZAS DE LA VILLA
Tiene dicha Villa de Tarija dos plazas: la una que llaman del Rey, sirve solamente para la revista de armas y soldados, para los ensayos de fiestas de plaza y para varios concursos de gente de la jurisdicción. La otra, que llaman la Mayor o la Común, y es bien grande y cuadrada, está en medio del pueblo. A ésta vienen gentes de las chacras y aldeas a vender sus hortalizas y frutas, papas y quesillos, y las del pueblo a vender pan, empanadas fritas y otras cosas. Y también sirve para los actos públicos de justicia. En ella está la iglesia grande matriz con la puerta principal al oriente, con un cementerio muy capaz; pero en el día se tiene a dicha iglesia como derelicta. En dicha plaza están las casas y portales del cabildo, el cual tiene en lo alto una sala capitular y otra sala de armas y municiones, y en los bajos hay dos oficinas de archivos de papeles y escrituras, y dos cárceles, una para hombres y otra para mujeres, sin comunicación la una con la otra.
Tuvo esta Villa desde a pocos años de su fundación un convento deSanto Domingo, el cual está en el día para expirar y otro del glorioso San Agustín que se fundó en 1588 y se halla en el día con solas dos celdas. Otro de nuestro P.R. Francisco de la Observancia que ha pasado en el año de 1755 a ser Colegio Franciscano de Propaganda Fide. Otro de San Juan de Dios que se fundó en 1632 y se halla con una corta enfermería y mucha pobreza. Y por último en el año de 1690 fundaron los padres de la Compañía un colegio bien cómodo para ocho jesuitas.
De las dichas cinco expresadas comunidades religiosas público es que ya no existen los padres Jesuitas por haber sido expatriados en el año de 1767 y de allí a seis años extinguida su religión. Las otras cuatro existen, pero en tal decadencia que, a excepción de nuestro Colegio Franciscano, que se compone en el día de más de veinte y cuatro religiosos, entre sacerdotes y lejos, sin contar los donados ni entrar en cuenta otros treinta sacerdotes que regularmente viven ausentes, parte de ellos en los pueblos de las conversiones de indios reducidos que están a nuestro cargo y parte en misiones entre católicos; más los otros tres conventos son de corta comunidad que el que más tiene no pasa de tres individuos.
No hay en esta Villa monasterio alguno o casa alguna de niñas dotadas ni recogidas aunque esto se intentó cuando acaeció la expatriación de los Jesuitas, cuyo Colegio sirve solamente para tener en él dos aulas, una de primeras letras y otra de latinidad y retórica a expensas del ilustre Señor Arzobispo actual de Charcas, Fray José Antonio de San Alberto. Pero si dicho Sr. ilustre impusiese renta perpetua para la subsistencia o salario de los dos maestros, faltarán, con su muerte a lo menos, la de latinidad o gramática; y es de advertir que la iglesia de dicho Colegio sirve de auxiliar a la iglesia matriz, la cual por estar ruinosa se halla en peligro de caerse, de modo que solamente servirá para cementerio de la que es ahora auxiliar y ésta pasará a ser la iglesia principal.
Tuvo desde su principio, y tiene esta Villa y curato de Tarija un solo cura, el cual es justamente Vicario Eclesiástico con superioridad a los otros tres curatos y a una dilatada vice parroquia que necesita que cuanto antes se vea tenida y elegida en curato de ciudad y separado, supliendo por el que hubo en la antigüedad en el otro valle de las Salinas en el cual se comenzó a fundar una ciudad o pueblo con título o denominación de la Nueva Vega de Granada, la cual estando en sus principios, fue destruida por los chiriguanos gentiles. Cuando en qué tiempo comenzó esta ciudad no consta. Pero consta que en el año de 1661 sirvieron allí de curas religiosos franciscanos en un pueblo llamado La Torre, fundado por el Capitán Juan Porcel de la Padilla, corregidor de la villa de Tarija y de su partido y que el tal pueblo duró pocos años.
Los clérigos de esta villa de Tarija y de su partido son al presente pocos y las ermitas o capillas pertenecientes a este curato son solamente tres. La una, inmediata de la Villa, está dedicada a San Juan Evangelista que es el patrón segundo o menos principal del pueblo a cuya fiesta asiste y debe asistir el cabildo en atención a que dicha capilla, aunque de unos años a esta parte redificada o renovada, estuvo la primera pila bautismal cuando se fundó Tarija y también en atención a la tradición que en dicho sitio se apareció el dicho santo apóstol. La otra ermita o capilla, también inmediata, se halla dedicada a San Roque, cuya fiesta hacen voluntariamente sus devotos; y ambas están en unas lomitas o cerros bajos, en los extremos del pueblo. Acerca de la tercera capilla digo que está dedicada a Santa Ana, en un valle de este nombre distante cinco leguas cortas de esta villa, pero dicha iglesia, rectificada en el año 1771, es de un particular sujeto, el cual debe ser sacerdote y residir allí, según la intención del fundador de una capellanía que instituyó en dicho año de 1761, dejando congrua suficiente.
TIERRA DE GIGANTES
En cuanto a la gente de esta Villa y de su comarca es cierto que es blanca, de buena estatura y robustez, a excepción de alguna gente de servicio así dentro como fuera del pueblo. Hállanse hombres con estatura mayor de la ordinaria, y de este talle y casta gigantes hemos conocido alguna familia como el denominada villa y Señor y es vos común que ha habido gigantes en esta tierra y en sus cercanías. El fundamento es porque se han hallado, se hallan y vemos frecuentemente huesos muy disformes de cuerpos, al parecer humanos, en tanta magnitud o grandeza que corresponden a la de gigantes. Por lo cual en varias ocasiones han solicitado y buscado dichos huesos para remitirlos a España. Los reverendos padres jesuitas de Tarija remitieron un cajón de dichos huesos gigantescos.
Verdad es que, si atendemos a lo que escribió el docto Inca Garcilaso de la Vega en la primera parte de sus Comentarios del Perú, no hay dificultad para creer que esos huesos sean propiamente de gigantes, porque en el lugar citado a la margen dice dicho autor con otros varios, especialmente con Pedro de Cieza León, que en el Perú hay fama, por tradición de los antepasados, que vinieron por la mar en una grandes balsas a manera de grandes barcas a desembarcar en la puerta de la costa que llaman de Santa Elena de gigantes, esto es, unos hombres tan grandes, dice, que cada uno de ellos tenían tanto de las rodillas abajo como un hombre de los comunes en todo el cuerpo, aunque este fuese de buena estatura, y que sus miembros, conforme a la grandes de sus cuerpos, eran disformes que era cosa monstruosa ver sus cabezas. Y también dice que habiéndose dado los tales gigantes a usar unos con otros del pecado nefando de la sodomía, los castigó Dios con fuego del cielo que los abrazó y solamente quedaron algunos huesos y calaveras que para memoria del castigo quiso Dios que quedasen sin ser consumidos del fuego. Finalmente, dice el dicho autor que, estando el mismo en el año de 1550 en la ciudad de Lima, oyó contar allí se habían hallado en dicha ciudad huesos de hombres tan grandes como los de los dichos gigantes y aún mayores