Noticias El Periódico Tarija

La Asamblea Legislativa Departamental tiene ya muchos años de vigencia, nos acercamos a su primera década, sin duda que está en un proceso de inserción en un esquema autonómico que aún tiene muchos, demasiados, vacíos. Es necesario madurar, aunque en Tarija vamos en ritmo lento, a paso de caracol. No nos referimos a cómo va adaptándose a esta nueva experiencia, más que nada hablamos de lo operativo, de la manera en que se manejan quienes conforman un ente en el que las provincias y el pueblo tarijeño está representado, o por lo menos debería estarlo.

Es inaudito que después de tantos años recorridos se escuche que se piensa revisar el reglamento interno para ponerle coto a los asambleístas faltones, o sea, recién?… qué pasó con los faltones de los ocho años anteriores?… nada?, cobraron sus dietas cada mes así como si nada?. Sería bueno cuantificar lo que se llevaron nuestros asambleístas a sus bolsillos sin trabajar, ya que nadie les descontó por los días que no asistieron. Lo preocupante es que parece que nadie quiere controlar a nadie y seguramente la gente pensará que entre bomberos no se pisan la manguera… se entiende que haya quienes opinen así pues no se sabe de sanciones en contra de ningún legislador por esa causa y… por ninguna.

Si la decisión de esta directiva es de una vez regular la asistencia de los asambleístas, aplaudimos la intención, esperaremos para ver si se transforma en acciones concretas con resultados. Así como esperaremos también que se acaben las declaratorias en comisión y se conozcan los nombres y apellidos de los faltones. No está bien decirle y prometerle a la gente que se llevará su voz y representación, para luego no asistir a las sesiones ni a los trabajos en comisiones. Lo primero que debe hacer la directiva es establecer un mecanismo no solo para controlar la presencia en el pleno, sobretodo en las comisiones y la cantidad de horas que le dedican a su labor legislativa, fiscalizadora y de gestión. De ahí la decepción ciudadana y la baja calificación que tienen estos representantes del pueblo… más que hablar de bomberos y mangueras, nos preguntamos quién le pondrá el cascabel a este gato.