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El Clarín

 

Cuatro de los obispos chilenos más implicados en el escándalo de abusos sexuales en la Iglesia chilena presentaron su renuncia, según confirmaron esta tarde fuentes vaticanas. De acuerdo con esa información, el Papa se apresta a tomar “medidas concretas” contra los responsables de casos de pedofilia y el encubrimiento de los pederastas que arruinaron a la Iglesia de Chile.

En la última de las cuatro sesiones de la conferencia de “emergencia espiritual” del Papa con 34 obispos chilenos (tres de ellos “eméritos”, o sea retirados), celebrada esta tarde, habló por fin el más cuestionado y en el centro de las polémicas y renuncias: monseñor Juan Barros, obispo de Osorno, considerado uno de los principales cómplices del depredador sexual de niños y adolescentes Fernando Karima.

Barros habría informado que otra vez su renuncia estaba a disposición del Papa, que ya se la rechazó otras dos o tres veces porque confiaba en que era inocente. Esta vez le aceptará la dimisión porque ahora está convencido de su culpabilidad.

Una fuente confiable informó a Clarín en el calderón de obispos y periodistas que se mezclaban frente al viejo Pensionado Romano de vía Transpontina, a 400 metros del Palacio Apostólico vaticano, que los episcopales que caminaban hacia la “aulita” -el salón anexo al Aula de las Audiencias Generales donde se celebraron las reuniones- mantenían una cierta tensión por este “finale”. Todos, sin embargo, apostaban a que Barros pondría mansamente la cabeza en la picota.

Al parecer no solo Barros renunció a su cargo. También lo hicieron antes de su partida a Roma los obispos Horacio Valenzuela, de Talca: Tomislov Koljatic, de Linares; y uno de los siete episcopales auxiliares de Santiago, monseñor Andrés Arteaga, que no vino a Roma porque está gravemente enfermo del mal de Parkinson.

La información que recogió Clarín de la dimisión de los obispos discípulos del pederasta Karadima fue confirmada por el prestigioso sitio Vatican Insider, del diario La Stampa. Su principal vaticanista, Andrea Tornielli, señala que el Papa en una carta anunció a los obispos que tomará “resoluciones que debemos implementar en el breve, mediano y largo plazo, necesarias para restablecer la justicia y la comunión eclesial.

Tornielli agrega que en los encuentros se discutió mucho y concretamente “sobre lo que se debe hacer y será anunciado próximamente”. Y agrega: “Una primera decisión se refiere a la aceptación de la renuncia presentada por los cuatro obispos más cercanos al abusador serial padre Fernando Karadima”.

Ellos y Barros forman el núcleo de cuatro obispos formados en la Pía asociación fundada por el padre Karadima en sus tiempos de gloria, considerado un santo en vida por las clases altas chilenas, con grandes entradas con el dictador general Pinochet y sus colaboradores.

La gran acusación de las víctimas, sobre todo de los tres que vinieron a Roma llamados por el Papa en abril para que le contaran todo (Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Murillo), apuntó a estos colaboradores íntimos de Karadima por ser los cómplices que asistían a las vejaciones del pederasta más famoso de Chile y porque desde entonces lo defienden. En especial Juan Barros, quien afirma que es inocente y que estaba allí, aunque nunca vio que Karadima actuara contra la moral y las buenas costumbres.