El Clarín
Las minorías sexuales de Cuba esperan que el nuevo presidente, Miguel Díaz-Canel, abra nuevos caminos para promover su inclusión social y borre definitivamente los tiempos de marginación de los años 1960, así como las secuelas que aún persisten.
Sucesor de los hermanos Castro y guardián de su revolución socialista, Díaz-Canel fue forjado cuidadosamente en las canteras del Partido Comunista de Cuba (PCC, único), pero con una mayor apertura, iniciada por su antecesor, Raúl Castro.
Díaz-Canel «ha tenido una sensibilidad hacia estos temas, desde la época en que dirigió el Partido en Villa Clara (centro),respaldó mucho la actividad del Centro cultural El Mejunjecomo un lugar de diversidad, de encuentro de personas que tenían difícil ubicarse en el contexto social» de la Cuba castrista, explica Francisco Rodríguez ‘Paquito’, periodista, comunista y activista gay.
La revolución que triunfó en 1959 persiguió en sus primeros años a los gays e incluso los envió a campos de trabajo forzado para «reeducarlos». Se aplicó entonces una política de marginalización denominada «parametrización», que les impidió el acceso a cargos oficiales.
El propio Fidel Castro, fallecido en 2016, reconoció en 2010 la responsabilidad por esa actitud oficial que había provocado la emigración y el resentimiento de artistas e intelectuales.
«Sí, fueron momentos de una gran injusticia, ¡una gran injusticia! La haya hecho quien sea. Si la hicimos nosotros, nosotros. Estoy tratando de delimitar mi responsabilidad en todo eso porque, desde luego, personalmente, yo no tengo ese tipo de prejuicios«, dijo el líder de la revolución cubana.