CULTURA COLECTIVA
No me quedaré de brazos cruzados aceptando la pura realidad, sino que haré lo que esté en mis manos por acabar con los estereotipos atribuidos a las mujeres y los ridículos cánones de belleza por los que nuestra actual sociedad se rige. Así que me dirijo a las mujeres que están ahí fuera luchando, no tengan miedo de hacer lo que les guste, confíen en ustedes mismas y llegarán lejos.
Lisa Simpson
Tiene 8 años, es pequeña, rubia y budista. Amante del jazz, defensora del medio ambiente, vegetariana, lectora voraz y feminista. Lisa Simpson es una niña que pocas veces veremos en la vida real y también en la animada. La pequeña de cabeza puntiaguda es maravillosa y lo ha demostrado en cientos de ocasiones con sus mejores momentos en The Simpson, serie que nos ha influenciado de una u otra manera. Todo en gran parte a su inteligencia, intelecto y la forma tan cruda, pero real, con la que se expresa.
El mejor ejemplo es, quizá, cuando se emociona, como toda niña, en recibir una muñeca de moda. Stacy Malibú tiene vueltas locas a todas las pequeñas que añoran una larga y abundante cabellera, un cuerpo espectacular y una postura correcta. Lisa no es la excepción. Aunque sabe que cada mujer es valiosa por lo que es en el interior, tiene inquietudes de jugar a ser mayor, guapa y exitosa. ¿por qué no?
Así, cuando recibe la muñeca como un regalo, termina completamente decepcionada de la identidad del juguete de sus sueños; aquella que admiraba de formas diversas terminó siendo un artefacto superficial, puesto que el juguete parlante dice frases machistas y estereotipadas. Comienza, entonces, una campaña escolar y familiar para erradicarlo en la que nadie confía, puesto que no entienden la gravedad del asunto. Así, llega con la creadora de la muñeca y le presenta su prototipo ideal de Stacy Malibú.
Su propuesta: que tenga «la sabiduría de Sor Juana Inés de la Cruz, la agudeza de Simone de Beauvoir, la inteligencia de Isabel I y el cuerpo de Michelle Pfeiffer» y por supuesto, su nombre sería Lisa, Corazón de León. Esta muñeca alienta a las niñas a ser únicas, a triunfar en la vida y hacer lo que ellas deseen sin que haya una intervención externa en sus decisiones. Aunque no dura mucho en el mercado, Lisa logra entrar a los corazones de muchas chicas que, como ella, buscan la libertad, la igualdad y la equidad.
Pero no es el único momento de gloria que ha tenido Lisa. En muchos episodios, ha demostrado ser una chica que a pesar de tener una familia poco estable y llena de peculiaridades, sabe darle equilibrio a las locuras de su padre, las travesuras de su hermano y los intentos de su madre por hacer de sus hijos «personas de bien». Si quieres ser mucho más Lisa, no dejes de leer las siguientes frases que son un pequeño empujón a la libertad.
«Mira papá, le construí a Stacy Malibú su nuevo estudio. Aquí es la cocina, aquí es donde imprime su newsletter feminista semanal…»
«¿Por qué cuando una mujer es segura y poderosa la llaman bruja?»
«Las personas que acusan a otras de ser gays con frecuencia encubren su propia homosexualidad latente».
«¿No deberíamos atacar las raíces de los problemas sociales en vez de atestar las prisiones del país?»
«Defiendo un país en que la gente puede pensar, actuar y creer en lo que quiera».
«¡Usted está mal! ¡Todo el maldito sistema está mal!»
«¿No hay una historia de amor que no tenga un final feliz?»
«¿Ser yo misma? He sido yo misma por 8 años y no ha funcionado».
«Antes de cantar el Himno Nacional me gustaría decir que el futbol utiliza mal recursos que podrían servir para la educación y las artes».
«Espero que pertenezcas a la minoría estadística que se casa después de los cuarenta años».
Lisa defiende los derechos humanos y con ello hace hincapié en que las niñas sean fuertes, independientes y poderosas. Llenas de argumentos que las definan y les den el calor correspondiente. Gracias a Lisa Simpson podemos ver que no es necesario seguir los estereotipos, basta con tener presente que la vida es una sola y depende de nosotras vivirla como dictan las reglas o romperlas como ella, porque como diría Homero, «Lisa, ya sé que soy tu papá, pero cuando crezca quiero ser como tú».