Noticias El Periódico Tarija

Preocupa el saber que cada año debemos ocuparnos de la sequía, sin ser especialistas en la materia sabíamos que otra vez se presentaría, que nuevamente ocuparía titulares de malas noticias, que nuestros animales se morirían de sed y nuestros campos y cultivos se secarían por falta de agua. Todo era absolutamente previsible y no porque seamos videntes sino porque simplemente siempre sucede, cada año es la misma «cantaleta», porque no se hace nada para acabar con esta historia, no sorprende la dejadez de las autoridades, si la de las víctimas de este flagelo que saben muy bien que las volverá a golpear y no toman ninguna clase de previsión. La época seca ya se siente, algunos dicen que se adelantó, mas nos importan sus consecuencias que si debía llegar después, una economía deprimida, productores hundidos por sus pérdidas sucesivas y abandonados por el Estado. La sequía agobia a varias regiones del Departamento, hasta se piensa en sembrar lluvias para intentar combatirla, desde la zona alta donde se muere el ganado, pasando por Entre Ríos y llegando al Chaco… ¿ soluciones?, prácticamente ninguna.

Quienes asumimos la responsabilidad de informar a la población, a veces sentimos que lo que decimos y transmitimos se hace repetitivo y reincidente, es como la narración de una historia que se repite cíclicamente, generalmente se trata de un problema no solucionado, de una necesidad no satisfecha pero al final es un pendiente que dejaron las autoridades de turno y que nosotros debemos seguir insistiendo para su atención. Así sucede en innumerables situaciones que a diario se presentan.

Pariente cercano de la sequía es el estiaje que igual se traduce en la falta de agua, que se entiende para consumo humano. Tenemos un pueblo paciente, en extremo, junto a autoridades que no terminan de solucionar tan serios problemas, ambos forman ese circulo vicioso en el que ya no se distingue quien tiene mayor responsabilidad: el que no hace nada o lo necesario teniendo el poder de hacerlo o el que deja pasar a pesar de su necesidad.