La información es bastante sería y la fuente es oficial, diversos Ministerios hicieron estudios en cuatro municipios de Tarija y determinaron que somos las región que más usa plaguicidas y agro químicos en el país. Ademas, y esto es lo alarmante, utilizamos productos con etiqueta roja, productos prohibidos y que sin embargo aquí tienen plena vigencia, son moneda común y a pesar de que existen limitaciones y mandatos expresos para que no se permita utilizarlos, las instancias correspondientes no cumplieron, no lo hicieron. En realidad, a la mayoría no nos sorprende este dato ya que vivimos una suerte de «apatía crónica», al punto que ni siquiera cuando está en juego nuestra salud, reaccionamos o nos importa.
Hace una década atrás aproximadamente se conoció el estudio encargado a la Universidad Autónoma de México (UNAM) que concluyó un altísima contaminación de las aguas del embalse de San Jacinto así como de todo el lodo que se deposita sistemáticamente en el fondo, de ahí fue que se prohibió que esas aguas sean usadas para consumo humano como venía sucediendo año tras año, que se consumiera nada que proviniera del lago ( en especial peces y otros), se dijo que no se podía regar plantas de tallo bajo y se instruyeron varias medidas, se declaró una cuarentena para intentar controlar la situación. Entre algunas de las acciones que se ejecutó fue la de realizar algunos operativos para impedir que plaguicidas con etiqueta roja, prohibidos, se sigan vendiendo en nuestros comercios. Este estudio revelaba la contaminación de San Jacinto con pesticidas, agro químicos, metales pesados y agentes cancerígenos, conclusiones muy serias como para no ser tomadas en cuenta. De ahí no se hizo más, pasó la cuarentena y casi todo siguió como antes, lo único diferente es que «al parecer» ya no nos siguieron dando de beber esas aguas cargadas de todo.
Por eso no llama la atención y por eso insistimos con el tratamiento adecuado de las aguas servidas que se generan en el valle central, por eso «machacamos» sobre hasta qué punto se purificarán las aguas negras en las «misteriosas» micro plantas que quiere hacer la alcaldía y la macro planta que aún no se sabe quien hará. De ahí que seguimos empujando para que nuestras instituciones transparenten la información, ya que incluso hay una auditoría ambiental al río Guadalquivir que refleja lo mismo que dijeron los de la UNAM y lo que dicen ahora varios Ministerios, resulta que no habíamos estado equivocados ni nuestra lucha, a través de preguntas y análisis, no había sido tan descabellada ni quijotesca… veamos si por lo menos con estos graves y muy serios informes, nuestras autoridades dimensionan el tamaño del problema que nos afecta y, literalmente, compromete nuestras vidas y la de futuras generaciones.