Jimmy Ortiz Saucedo
() Noticia: Unicef lamenta violencia en 9 de cada 10 familias (El Deber 11-04-17).- No son solamente los casos de violencia sexual o los casos dramáticos que se ven en los medios. La representante en Bolivia habla de los gritos e insultos que se escuchan en los hogares.
() Comentario: Esta es una de las más trágicas noticia que he escuchado en los últimos tiempos. Acostumbrado a escuchar las recurrentes malas noticias plurinacionales, nada me tenía preparado para una tan desconsoladora.
¿Esta noticia es un exagero? ¿Somos el Pueblo Enfermo de Alcides Arguedas? ¿Qué está pasando en esta sociedad? ¿El odio que derramó en Bolivia el populismo, está dando sus frutos? ¿Las autoridades nacionales no sabían esto? Son preguntas que todos nos debiéramos hacer.
Dice la publicación: «Si miramos el tema de la violencia vemos que de los datos de la encuesta de demografía y salud, nueve de cada diez familias admiten haber vivido en medio de violencia, y con niños y niñas que han crecido en medio de ella. Los entrevistados advierten que en sus hogares se ejerció violencia por diferentes razones», expresó la representante de Unicef en Bolivia, Sun-Ah Kim Suh, en una entrevista con El Deber.
Lo que queda claro en el tema, señala la representante, es que «son cosas que reproducen violencia. La forma de relacionarse de los adultos, de las instituciones, de la comunidad con los niños y niñas debe mejorar en términos de reorientar hacia una relación más de afecto, y no de violencia, como el mecanismo más inmediato para solucionar conflictos, para disciplinar a los niños o educarlos».
Señaló que es preocupante, pero recalcó que el tema va desde el castigo disciplinario hasta la violencia extrema. Unicef ha impulsado la propuesta de paternidad responsable que hace énfasis en «la relación afectiva, el pasar tiempo con los niños, el dialogar con ellos, mostrar afecto. La participación de la madre y el padre en lo que tiene que ver con el cuidado en la atención y el desarrollo de los pequeños».
¿Cómo queremos tener una nación pacífica, si criamos a nuestros niños a palos y a gritos? ¿Cómo queremos tener una sociedad fraterna, si desde la cuna los niños experimentan la violencia? ¿Cómo es posible que en los propios hogares se estropea a los niños? ¿Cómo es posible que en un país mayoritariamente cristiano, el amor no sea la norma en los hogares? ¿Cómo es posible que las autoridades nacionales, llamadas por ley, no se dieron cuenta de esta barbaridad?
Las autoridades, las instituciones, los líderes y las familias, desdiéramos prestar más atención a estas cosas, que son las más importantes de la vida. Finalmente, construyendo al niño se construye la familia y la sociedad, no es un asunto menor.
Solo tendremos un país de paz, cuando aprendamos a educar con amor a nuestros niños y jóvenes. Y lo más importante de todo. debemos tener a Dios en nuestros corazones, mismo viviendo en un país laico, con brujos y hechiceros.
La familia, sociedad y la política, necesitan más de la biblia que de Maquiavelo.