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Un 14 de mayo, pero de 2015, el fútbol argentino vivió uno de los episodios más vergonzosos de su historia. Exactamente dos años después, volverán a verse las caras en un trascendental compromiso

El destino también juega su papel, en la previa a una nueva edición del Superclásico. Es que el 14 de mayo, pero de 2015, quedó inmortalizado en la historia de estos enfrentamientos por el recordado «gas pimienta». Hoy, dos años después, ambos elencos volverán a verse las caras por un choque crucial para la definición del campeonato.

La imagen de los futbolistas del millonario afectados por un nocivo gas dio la vuelta al mundo y marcó uno de los capítulos negros del fútbol argentino y sudamericano. Aquel día, miles de simpatizantes del Xeneize colmaron la Bombonera con la ilusión de dar vuelta la serie de octavos de final ante su más acérrimo rival (en la ida habían caído por 1 a 0 en el Monumental).

Sin embargo, nadie imaginó este triste y lamentable desenlace. Ni siquiera Adrían «Panadero» Napolitano, quien quedó marcado como el villano de esta historia. En su cabeza nunca imaginó que esa «viveza» le iba a costar tan caro a su amado club.

Tras una deslucida etapa inicial, marcada por los nervios y las escasas situaciones de gol, el elenco conducido por Marcelo Gallardo se disponía a salir al campo de juego por una de las mangas pegadas a una de las tribunas del Alberto J. Armando. Cuando intentaron salir, la realidad superó a la ficción: camisetas manchadas con un extraño líquido naranja, lágrimas, ojos rojos y quemaduras en distintas partes del cuerpo.

Lo sucedido después solamente le aportó un marco aún más vergonzante a lo ya acontecido. Los futbolistas de Boca se pararon en la cancha como para proseguir el juego, prácticamente sin dar un mínimo gesto de solidaridad con sus colegas (unos pocos atinaron a preguntar cómo estaban sus rivales). Rodolfo Arruabarrena, por ese entonces DT del xeneize, le pidió al Muñeco que haga cambios para seguir el enfrentamiento como si nada hubiese pasado.

Aunque se demoraron más de la cuenta, las autoridades del partido decidieron suspender el compromiso. Luego, todo quedó en manos de los dirigentes de la Conmebol. Pese a la solicitud de los mandatarios del club de La Ribera de continuar el juego, se optó por darle por ganada la serie a River; lo que los simpatizantes de Boca luego catalogaron como que su clásico rival pasó gracias al «escritorio».