Luis Fernando Ortiz Daza
El poder de las profecías autocumplidas y la estrategia de lograr un efecto contrario a lo que se busca parece ser el camino de la política del departamento a partir de las declaraciones de algunos personajes de la política en estos últimos 10 años. Sin un ápice de autocrítica como gestores de una supuesta división del departamento, echan la culpa hoy a las nuevas autoridades, al gobierno central y a los hermanos de la provincia Gran Chaco del departamento la creación de una región autónoma como la división del departamento en dos unidades territoriales.
Posiblemente estemos ante una nueva profecía que se logre por fin y de acuerdo a las expectativas de algunos inconscientes tengamos un décimo departamento. Se llaman profecías autocumplidas a todos aquellos pensamientos predictivos que las personas tienen, los que, una vez emitidos, se transforman en la causa de que esto se realice. Así se genera una expectativa que se termina cumpliendo.
Al inicio de este gobierno nacional, desde los gobiernos departamentales se opuso una tenaz resistencia al proceso de cambio emergente a causa de un mal manejo de la cosa pública, repartija del poder entre partidos tradicionales y la corrupción. Los escasos recursos que generaba el Estado eran producto de las regiones productoras de hidrocarburos, más concretamente el departamento de Tarija y en parte Santa Cruz que verían posteriormente incrementados exponencialmente gracias a la nueva ley de hidrocarburos, suba de precios y la política de nacionalización o control de los hidrocarburos por parte del Estado.
Hubo enfrentamientos entre la llamada media luna compuesta por los departamentos del oriente y Tarija que resistieron los cambios con el apoyo de unos comités cívicos cooptados por la política de quienes estaban destinados a perder y los departamentos del occidente boliviano.
Esta lucha intestina provocó una estrategia desde el gobierno nacional y fue apoderarse de los recursos económicos para centralizarlos, lo que demostraba en ese entonces que no eran posible las autonomías.
Autonomías que eran la bandera de lucha de oriente y que mediante referendo autonómicos fueron aprobadas por mayoría y que finalmente fueron incorporadas en el texto de la constitución.
Autonomías que en principio llegaban al nivel departamental y municipal, fueron tácticamente ampliadas al plano indígena y regional en el pacto de la redacción del documento final en la asamblea nacional de ese entonces. Desde Tarija ya se vislumbraba la intención del gobierno de que apoyar las autonomías regionales era hacerse del poder económico.
Mal orientados en Tarija y escuchando las voces de la derecha reaccionaria, racista y discriminadora entramos en el juego, se hablaba en ese entonces de la profecía de que el Chaco ya no sería más de Tarija, que estaba en creación el décimo departamento; en parte una verdad que fue utilizada como propaganda latente desde el gobierno nacional y que además era de una necesidad vital para su sobrevivencia y la estrategia de confrontación.
En Tarija capital se habló de que el chaco estaba con el gobierno y que era digitado por gente del occidente; se decía que había una colonización aymara y que los kollas manejaban esa región; que el chaco nunca quiso a Tarija, etc, etc. El gobierno atizaba con algunas verdades y otras mentiras acerca del desprecio del tarijeño por las provincias y que son los placeros los que definen el futuro del departamento.
En lugar de ir al reencuentro los políticos se dedicaron a echar más leña al fuego, a despreciar a los representantes de ambos bandos. Al fin llegó la paz y el avance de las autonomías en la que el Chaco logró su propósito; manejar sus propios recursos y que no se decida el destino desde el centralismo departamental.
Hoy algunos políticos van con todo hacia la consolidación de su propia profecía autocumplida y hablan en nombre de los tarijeños como nuestros representantes y tienen la arrogancia de pretender expulsar a los dignos representantes chaqueños de la asamblea departamental de Tarija. Esto es algo completamente descabellado, inútil y solamente puede tener la intención latente e inconsciente de querer dividir definitivamente al departamento.
En lugar de ir por una transición ordenada y en paz, unos cuantos locos quieren lo que dicen que no quieren. Hoy se deben convocar a los asambleístas departamentales de todas las provincias con nuestro chaco incluido para concertar, para hacer una justa redistribución de las regalías departamentales y un pacto fiscal.
Las autoridades ejecutivas electas, gobernador, subgobernadores y alcaldes municipales deben dar su opinión y decir de frente lo que piensan y lo que se debe hacer; deben de una vez por todas sacar la cabeza del agujero en la tierra y mostrarnos una cara más amable e inteligente de lo que se debe hacer. Insultos, adjetivos y persecuciones están demás en estos momentos.