REDACCIÓN CENTRAL/BOLINFO/TARIJA
(elPeriódico – marzo 06/2017) Después de 18 horas de viaje desde Santa Cruz, Carlos, su esposa y su bebé, de solo cinco meses, llegaron a Tarija con la idea de establecerse en esta ciudad, de la que les habían hablado que ofrecía grandes oportunidades de progreso.
Él, con su título de técnico superior en Diseño Gráfico, no tardó en conseguir trabajo, de manera que el camino para comenzar una nueva vida en la capital del sur del país estuvo allanado, aunque ninguno contaba con que el problema más grande que enfrentarían tendría que ver con su falta de vivienda.
“Más que conseguir empleo, lo que me costó fue conseguir una casa donde vivir. Hablando con gente de mi actual trabajo, me enteré de que el auge de las construcciones y la demanda alta de viviendas en Tarija ya pasó, con todos esos problemas de la caída del precio de los hidrocarburos. Al parecer, ahora hay harta oferta, pero poca demanda. Eso también es lo que genera especulación por parte de algunas personas que trabajan como agentes de bienes raíces”, dijo Carlos.
Una persona dedicada al negocio de los bienes raíces es quien se encarga de contactar a los dueños de bienes inmuebles, que quieren alquilar, vender o anticretar sus viviendas, para ofrecer dichos ambientes a gente que busca un techo, ya sea para arrendarlo o comprarlo. Como es de suponer, el beneficio económico que percibe esta persona sale de las comisiones del negocio que ayudó a cerrar.
“Nosotros trabajamos pensando siempre en la persona que necesita un hogar. Muchas veces hicimos los contactos entre partes sin cobrar una comisión elevada, ya que sabemos de la necesidad de los interesados por encontrar una vivienda. Lo que hacemos es buscar un punto de equilibrio entre el inquilino y el dueño de casa, para que nuestra ganancia sea justa y todos salgamos beneficiados”, declaró al respecto el propietario de uno de los negocios de bienes raíces más conocidos de Tarija, que hace poco incluso incursionó en el mercado de la construcción.
“Al llegar a esta ciudad pagué el cuarto de un alojamiento por tres días, que me parecía que era el tiempo suficiente para encontrar una casa en alquiler. Sin embargo, no contaba con que la gente que tiene sus locales de bienes raíces se aprovecharía de mi urgencia, porque son personas que quieren sacar ganancias hasta de lo más mínimo”, afirmó el inmigrante cruceño.
En principio, lo que ocurrió con Carlos y su familia fue que “la casa que teníamos comprometida con un conocido de Santa Cruz, al llegar a Tarija, ya había sido alquilada. Entonces fuimos a ver alquileres en estas calles de los alrededores del Palacio de Justicia. No encontramos un solo lugar donde nos quieran dar la dirección de una casa que nos interesaba sin que antes firmemos contratos de ‘prestación de servicios de bienes raíces’ y hasta papeles en blanco”, indicó.
“Este tipo de arreglos es totalmente irregular; una persona no puede firmar supuestos contratos si no sabe qué exactamente está establecido en el documento y mucho menos puede firmar un papel en blanco, eso es gravísimo”, explicó al respecto Luis Olivera, quien es abogado y tiene una oficina en la zona donde se ofrecen bienes inmuebles.
“Desde hace 10 años que trabajo especializado en la firma de contratos de alquiler, compra–venta y anticréticos, además de cambios de nombres, testimonios, elaboración de poderes y otros similares, que tienen que ver con el negocio inmobiliario. Puedo decirle que en este tiempo he visto de todo, principalmente el crecimiento de estos negocios, estas comerciales donde se trabaja de forma un tanto irregular, porque algunos propietarios de los locales cometen excesos al realizar sus actividades”, aseveró el jurista.
Olivera señaló que “los negocios de bienes raíces que son serios siempre van a entregarle una factura por los servicios que le prestaron, además de que trabajan con un tarifario de comisiones que, aunque no se lo muestran al cliente, es de uso interno. En cambio, estos locales de por aquí trabajan de una forma más informal; en muchos casos los supuestos agentes son personas particulares, sin estudios, que se metieron al negocio por cobrar las comisiones”.
Para Carlos, los tres días que anduvo sin casa por la ciudad fueron un verdadero “calvario”, porque “conocí todo tipo de personas, desde gente que ofrecía cielo y tierra, hasta agentes que querían ganar comisión sin moverse de sus escritorios”. Lo más grave del asunto, pero también lo más común, era que “cada vez que entraba a uno de estos locales, el encargado me explicaba de qué constaba la casa, me decían: ‘Cuesta 2.000 bolivianos el alquiler y, para entrar, usted tiene que pagarnos mil bolivianos’. Con la necesidad encima, aceptaba, en caso de cerrar el trato, pero, para ir a ver la casa, quería que se los lleve de ida y vuelta en taxi y en el horario que ellos disponían”.
Otro detalle que no pasó desapercibido por el inmigrante fue que, “en una de las comerciales, mientras yo averiguaba una vivienda, me encontré con que en la oficina también estaba el dueño de una casa que día antes había sido alquilada. El tipo estaba hablando con el encargado del negocio y le dio 1.300 bolivianos, ‘por la comisión del alquiler’, le dijo al hombre. Entonces yo le consulté cómo era el trato, porque también le cobraban comisión al inquilino. Ese señor, el dueño de casa, me dijo: ‘Aquí funciona así el negocio, pagan el propietario y el inquilino, entre los dos se suma el monto del alquiler de un mes’”, manifestó Carlos.
Uno de los funcionarios de la Defensoría del Pueblo, justo el día en que dicha instancia iba a pasar a la administración de un nuevo representante regional, indicó que “claramente se comete una serie de atropellos en este tipo de negocios, pero hay autoridades específicas que tienen la obligación de normar, de fiscalizar este tipo de actividades económicas”, comentó, después de solicitar la reserva de su identidad para la publicación de sus declaraciones.
En el afán de obtener respuestas sobre este tipo de prácticas comerciales, elPeriódico acudió a Marcelo Calle, quien es secretario de Recaudaciones del Gobierno Municipal de Cercado. Este medio intentó establecer comunicación telefónica con el funcionario y hasta se le envió un cuestionario a su cuenta de WhatsApp, sin embargo, no respondió a dicho requerimiento.
Ante esta situación, quedan más dudas respecto al tipo de normativa que rige a las comerciales y fiscaliza la actividad económica de las agencias de bienes raíces. ¿Son negocios legalmente establecidos?, ¿pueden realizar cobros sin que exista un tarifario elaborado por las autoridades?, ¿emiten facturas por los servicios que prestan?, ¿pueden pedir la firma de una persona, sin que esta conozca el contenido de la documentación?
Lastimosamente, la única certeza es que varios de estos negocios operan sin control y muchas de las personas que se dedican a esta actividad cometen excesos en los cobros y el trato que le dan a quienes llegan a Tarija y buscan un techo bajo el cual puedan cobijarse.