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El vicepresidente Álvaro García Linera afirmó, el domingo en la noche, que actualmente el mundo vive un vació estructural por la falta de alternativas y de horizontes, en un conversatorio con Étienne Balibar, en el que abordaron temas relacionados a la globalización, revolución y hegemonía.
Según un boletín de prensa de la Vicepresidencia del Estado el conversatorio se desarrolló en la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, a fines de noviembre y fue difundido por la red ATB.
«Es un momento de vació estructural, una especie de momento de ausencia de alternativas y de horizontes. Ahora se nos presenta un mundo con muros casi enfeudados, un mundo que se repliega sobre sí mismo, un mundo en el que las grandes narrativas del siglo XX se han extinguido: el socialismo de Estado y el liberalismo globalizador, y, entonces, es un mundo que no tiene narrativa y que aparentemente no tienen futuro, es muy complicado, muy turbulento», reflexionó.
Asimismo, la autoridad nacional explicó que con la caída de la Unión Soviética se dio el surgimiento del liberalismo; pero que ahora se asiste a la «muerte de la globalización», hecho que se muestra en el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y la salida de Gran Bretaña de la Comunidad Europea, acciones que se ven como un repliegue a lo nacionalista y proteccionista, no se presenta otra alternativa.
Estamos viendo el derrumbe del liberalismo como narrativa planetaria, bajo su lógica globalizadora como narrativa de unificación del mundo hacia un destino. En cierta medida, ha muerto la globalización o, al menos, tal como la entendíamos, tal como nos la hacían imaginar, creer y seguir. Y entonces, ¿qué queda para el mundo? Hay que inventar un horizonte nuevo», señaló García Linera.
Por su parte, el filósofo marxista francés, Étienne Balibar, señaló que es necesaria «una discusión multilateral policéntrica que nos lleve a la imaginación o la inventiva; que nos conduzca, tanto como sea posible, a la acción sobre las tendencias y contra tendencias del mundo actual, globalizado pero que está lejos de estar unificado» al cual él denomina un mundo de «capitalismo absoluto».
Respecto al mismo, García Linera indicó entender como «una subsunción del trabajo, de la técnica, del consumo, del conocimiento, de las emociones, de los afectos, de la asociatividad e incluida la subsunción de la naturaleza, el medio ambiente, a la lógica de la acumulación capitalista. Así creo entender este concepto de capitalismo absoluto, como una subsunción real de cada uno de los componentes del BIOS a los procesos de acumulación».
Por otro lado, el vicepresidente, también, se refirió a que las revoluciones logran un triunfo y la toma del poder, más o menos, con una hoja de ruta marcada, pero luego de ello no se cuenta con la misma porque se presenta «un reflujo corporativo» que lleva a la gente a ocuparse de sus asuntos personales.
«Ese es un momento en que la sola voluntad política y organizativa ya no son suficientes», pues, el giro de transformación en el momento heroico es básicamente político, por lo que García señaló que es importante ingresar en los esquemas mentales lógicos y morales de la sociedad.
También indicó que la magia del Estado está en que este es lo universal manejado por unos cuantos en beneficio de todos, y en ello se constituye la magia de una revolución y en la hegemonía, «pero esa hegemonía entendida más allá del discurso, más allá de la consciencia, es la hegemonía como precepto lógico y moral de la acción y de la representación de las personas», acotó.
«El problema es ¿cómo se construye hegemonía duradera, cómo se construye liderazgo moral, liderazgo lógico de larga duración en las sociedades posrevolucionarias?», complementó.
De igual manera, el vicepresidente explicó a Balibar las tres contradicciones que se presentaron en la revolución progresista desarrollada en Bolivia y que son superadas con mucho ingenio basado en el análisis y percepción de las necesidades y de los requerimientos de la población.
Una de estas contradicciones es la satisfacción de las necesidades básicas de la gente y la conservación y respeto de la naturaleza, aspectos que deben ser equilibrados para no fallar a la gente que apoyó a la revolución y no degradar a la Madre Tierra.
Otra de las contradicciones que se presentaron en Bolivia es la relación entre Estado-democracia y movimiento social, la misma que en el país se remonta mediante la combinación de irradiación de decisiones y la concentración de decisiones.
«Democratizas las decisiones, en términos generales; pero, también, concentras decisiones; los grandes lineamientos los diversificas, las decisiones prácticas y la ejecución, las centralizas, movimiento social-Estado, como si fueran el sístole y el diástole de un corazón», explicó.
Y la tercera contradicción tiene que ver con la construcción de hegemonía en referencia al núcleo central que apoyó la revolución, pues García Linera señaló que si se gobierna es para todos, pero que no se debe dejar de lado el núcleo central ni concentrarse solamente en él.
«¿Cuánto comprimirse para preservar el núcleo duro?, ¿cuánto ampliarse para irradiar hegemonía y liderazgo en otras clases, dónde está el límite para uno o lo otro?», reflexionó la autoridad.
Ante esta contradicción, el mandatario de Estado indicó que en Bolivia se optó por no buscar la superación de la misma, sino «lo que hemos hecho es cabalgar las dos y no esperar la superación, es decir, en momentos contraes, en momento irradias», concluyó.