Mercedes Bluske y Jesús Vargas Villena
(Verdadcontinta-enero4/2017)
Un accidente en la carretera a Entre Ríos le cambió la vida. Sufrió quemaduras que no sólo dejaron marcas en su cuerpo, sino también en su forma de ser. En base a su experiencia, fue consolidando un proyecto para que los pacientes con quemado sean tratados en un lugar acorde.
Al proyecto se sumó un médico que igual vio sufrir a un pariente suyo que también fue afectado por las quemaduras. Sus historias, sus anhelos, son hoy una realidad, con un proyecto que empieza a tomar forma.
Wilfredo Vidal Ortega, más conocido en el medio social de Tarija por su apodo de “Chapulín”, es uno de los gestores de la consolidación del proyecto del primer hospital del quemado en esta ciudad, una necesidad imperiosa que podría empezar a operar desde abril de este año.
“El apodo es porque nunca paso de moda”, dijo el entrevistado entre risas, recordando aquel sobrenombre que le pusiese desde niño su abuelo, y la verdad es que “Chapulín”, recobró la felicidad, después de acariciar la muerte.
La tragedia de aquel 17 de febrero de 2013 marcó un antes y un después para Wilfredo. “Es como si hubiera vuelto a nacer aquel día”, relata con la voz muy baja, con cierta dificultad, como si no quisiera volver en la memoria a ese momento, pero como si el mismo, fuera vital en todo lo que emprendió hacia adelante.
Falta un poco más de un mes para que se cumplan 4 años del accidente, hecho ocurrido en la carretera al Chaco, pasando Acheral en la subida a Choere, el vehículo en el que viajaba junto a otro amigo, explotó.
“Explotó de la nada”, en un día caliente como es regular en el chaco tarijeño, con el motor recalentado y otros problemas técnicos que derivaron en el accidente.
Por como quedó el vehículo y la forma en que ambos lograron salir del mismo, Vidal cree que fue ayudado por alguna fuerza externa, “por un ángel”, cita. Los dos consiguieron huir de las llamas tras la explosión y quedar al borde de la carretera, desde donde fueron auxiliados al hospital más cercano en la ciudad de Yacuiba.
Por la gravedad de las quemaduras en ambos, del 52% de todo el cuerpo de su amigo y el 53% en el suyo, fueron trasladados de emergencia a la ciudad de Tarija, bordeando por el lado argentino, pasando por Bermejo hasta ser internados en el Pabellón del Quemado del hospital San Juan de Dios.
“Me fortaleció más, para ver la vida desde otra óptica”, acota Wilfredo, quien padeció tres meses internado en el pabellón; mientras que su amigo estuvo 45 días. Si bien, la voluntad de los médicos como de los internos y las enfermeras fue buena, las condiciones del lugar son paupérrimas, lo cual intensifica el dolor de quienes están internados en ese recinto.
“Pude ver las necesidades que tienen los pacientes con quemados, realmente triste”.
La falta de equipamiento, el dolor de los traslados a las salas ambientadas de cirugía, el peligro de contaminación en el lugar, más salas caducas de aseo, llevaron a Vidal junto a otro médico a soñar con un proyecto para un centro de salud especializado en los pacientes con quemado.
El proyecto lleva tres años, el cual fue rechazado en una primera instancia. Uno de los médicos que trató a Vidal, investigó sobre los costos y diseño de centros de salud de este tipo en otros países, encontrando un hospital modelo en México.
Diego Ruiz Castro, es el médico que junto a Vidal empezaron a moldear el proyecto que pasó de ser un sueño a una realidad. Ruiz Castro atendió a los dos accidentados, Wilfredo y su amigo. El segundo accidentado es cuñado del médico.
En primera instancia, el proyecto fue rechazado por la Gobernación. Vidal fue echado de los salones del edificio prefectural cuando quiso encarar al entonces gobernador Lino Condori Aramayo, para pedirle que no dé proceder al proyecto de mejoramiento del actual Pabellón del Quemado, sino que con esos mismos recursos, inicie la construcción de un hospital especializado.
El accidente sólo fue uno de los duros momentos que le tocó vivir a Wilfredo, después del mismo pasó dolorosas y costosas etapas de recuperación, pero además, fue desaprobado por las autoridades de turno de no estar en sus cabales. “Me tildaron de loco”, por refutar el proyecto de la Gobernación y asegurar que con el mismo monto de dinero podía construirse un moderno hospital.
Vidal fue en ese entonces sacado por la fuerza de la institución departamental, aunque, no bajó los brazos y siguió adelante con el proyecto, el cual lo presentó junto a Diego Ruiz ante el Comité Cívico.
A tanta insistencia, poca resistencia. Y así fue. El proyecto finalmente fue aceptado al ingresar la nueva gestión departamental, siendo el mismo gobernador, Adrián Oliva Alcázar, quien terminó por dar el visto bueno y pedir a la empresa adjudicada que ajuste los precios para la construcción del hospital.
Como era de esperar, la empresa mostró sus objeciones por el inminente riesgo de perder con el ajuste de precios, pero finalmente terminó por ceder e iniciar con la ejecución del proyecto que demandó Bs 8 millones.
“Ese mismo monto pensaban utilizar para la refacción del Pabellón del Quemado”, lo que no hubiera significado lo mismo, pues la actual infraestructura, además de quedar pequeña, no cuenta con las mínimas condiciones estructurales para este tipo de atenciones.
La entrega provisional está prevista para este 21 de enero y la oficial el 15 de abril, celebrando la efeméride de Tarija. Esperan que la licitación para el equipamiento que tendrá un costo aproximado de Bs 8 millones, también salga a mediados de este mes.
Vidal haciendo un recorrido junto a una de las supervisoras de la obra, de las nuevas instalaciones del Hospital del Quemado.