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(INFOBAE) Durante una conversación en una cita o en una entrevista de trabajo, por ejemplo, a muchas personas les cuesta mantener la vista en alto y en contacto con la mirada de su interlocutor. Por mucho tiempo se creyó que no mantener el contacto visual era un rasgo de timidez, e incluso era un aspecto determinante para evaluar la personalidad de una persona. Pero esto sucedía porque no había una explicación científica a este fenómeno. Hasta ahora.

Para la mayoría de las personas, mantener el contacto visual se siente un poco abrumador y, de acuerdo con una nueva investigación, es porque esto es realmente agotador para el cerebro, que intenta al mismo tiempo coordinar la función visual con recursos cognitivos como el razonamiento y el procesamiento verbal.

Si bien hay muchas razones para evitar el contacto visual -como ansiedad social, estar perdido en el pensamiento o sentir emociones fuertes como la culpa o la vergüenza- a veces se baja la mirada en una conversación simplemente porque es demasiado cansador para la mente.

La nueva investigación, llevada a cabo por científicos japoneses y publicada en el número de diciembre de la revista Cognition, encontró que hay alguna interferencia entre el contacto visual y el procesamiento verbal en el cerebro, lo que podría ser la razón por la que periódicamente se evita un encuentro entre los ojos durante las conversaciones.

Según los investigadores, el contacto visual utiliza los mismos recursos mentales que el razonamiento complejo, por lo tanto, al llevar a cabo una conversación que obliga a usar la razón, se puede perder el contacto visual periódicamente como una forma de conservar los recursos cognitivos. En otras palabras, mantener el contacto visual puede requerir mucho esfuerzo mental. «Aunque el contacto visual y el procesamiento verbal parecen independientes, las personas frecuentemente evitan mirar a sus interlocutores durante una conversación», escribieron los autores del estudio. «Esto sugiere que hay interferencia entre estos procesos».

Para el estudio, se pidió a los participantes que vieran una pantalla de video con la cara de una persona sobre ella y que miraran fijamente a los ojos de la persona continuamente mientras realizaban una tarea verbal. A veces, los ojos en la pantalla estaban dirigidos hacia el participante y otras veces los ojos miraban hacia un lado.

Con el tiempo, las consignas verbales se hacían más complejas. Cuando la tarea todavía era fácil, hacer contacto visual con la cara en la pantalla no afectaba el rendimiento de los participantes. Pero cuando la tarea se hizo más difícil, su rendimiento se vio obstaculizado por el contacto visual directo con la cara en la pantalla.

El contacto visual hizo que los participantes tuvieran dificultades para realizar tareas complejas. Esto se explicaría porque el cerebro se atasca con las demandas visuales y los recursos cognitivos necesarios para el razonamiento se desvían con el fin de mantener el contacto visual.

Otros estudios ya han demostrado que el contacto visual puede interferir con el pensamiento visual, pero la nueva investigación es la primera en demostrar que la interferencia relacionada con el contacto visual va más allá, hacia procesos cognitivos más generales.

Por lo tanto, la recomendación general es que si se necesita tener una conversación importante con un amigo o compañero de trabajo, se intente mejor hacerlo caminando, en lugar de sentarse cara a cara porque esto podría facilitar la expresión de pensamientos e ideas.