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DANIEL RODRÍGUEZ/BOLINFO/TARIJA

 (elPeriódico – sep 27/2016) Las declaraciones vertidas por la dirigente campesina, Marcela Guerrero, en el diario elPeriódico el pasado lunes 26 de septiembre en relación a que todavía en Tarija existe discriminación hacia su sector provocaron repercusiones en actores locales que reconocieron esta realidad y explicaron que es un tema que aún debe erradicarse a través de la educación y la formación.

Los comentarios discriminatorios contra el sector campesino surgieron recientemente cuando realizaron medidas de presión acompañados por bloqueos de carreteras en señal de protesta contra la Gobernación para que pague el programa Solidario Comunal (Prosol). Esta acción derivó en la muerte de  dos personas, lo que provocó en la inmediata reacción y molestia de diferentes personas, especialmente  en las redes sociales.

Hay que trabajar en la educación y formación

Yolanda Herrera, activista y ex presidenta de la Asamblea Permanente de Derachos Humanos de Bolivia (APDHB), cree que todavía existe discriminación hacia el sector campesino. En muchos casos no solamente es de la ciudad, sino también dijo que se da al interior de las comunidades en relación a su propia gente.

“El Prosol fue uno de los indicadores del cómo determinadas familias  o apellidos o dirigentes accedían al beneficio con mayor facilidad que otros campesinos – mencionó Herrera-. Llegaron denuncias en Derechos Humanos por la discriminación contra la mujer campesina sin marido que tenían la parcela en la serranía pero tenían que dar su Prosol para comprar un tractor que trabaje en planicie porque no se consideraba su condición de mujer y de realidad diferente. Otras mujeres, por su condición de no tener marido, la familia expulsaron a la esposa del terreno. Derechos Humanos tuvo que  intervenir para evitar el despojo”.

Según la activista, si bien la discriminación de la ciudad al campo ha disminuido drásticamente en relación a otros años, pero afirmó que todavía hay un nivel de intolerancia contra el campesino por su condición de educación, formación y conocimiento, que viene de alguna gente y de pequeños sectores o grupos que hacen comentarios contra los campesinos que dirigen una determinada repartición.

“Para cambiar esta situación es necesario mejorar el nivel de educación y formación desde las escuelas –señaló Herrera-. Es un proceso más largo cambiar los esquemas mentales en los adultos. Hay que concentrarse en los centros educativos con jóvenes con niveles de alternativas e intercambios de experiencias con las comunidades”.

La lucha del trabajador puede eliminar la discriminación

El ex secretario ejecutivo de la Gobernación, Roberto Ruiz Bass Werner, recordó que al empezar a desplazarse el péndulo político desde la izquierda hacías las posiciones conservadoras, también aparecen las voces discriminadoras, estridentes y abusivas de las clases dominantes tradicionales.

“Son los oligarcas de Platón queriendo empujar de nuevo a los siervos a la caverna oscura del desprecio y el maltrato –dijo Ruiz-. Una derecha fortalecida implica que es su ideología basada en él matonaje del campesino y su discriminación y marginación secular la que se impone nuevamente”.

Sin embargo, Ruiz cree que el proceso de cambio ha generado a su vez una nueva consciencia de clase campesina, obrera y popular que no permitirá, sin luchar, una nueva postergación de sus aspiraciones históricas por justicia y libertad contra toda forma de discriminación.

“A pesar de que existe una prohibición constitucional expresa contra la discriminación, su verdadera erradicación será solo posible con una larga y sostenida lucha del pueblo trabajador tarijeño – aseguró Ruiz-. Marcela Guerrero es un producto de este proceso al servicio de sus hermanos de clase. Merece todo nuestro apoyo”.

 Antecedentes y normas contra la intolerancia

 En septiembre del año 2008 Tarija vivió uno de los episodios más violentos de su historia, cuando se enfrentaron los cívicos con los campesinos, esto por un conflicto social a raíz de la autonomía departamental, que tuvo como escenario la zona del Mercado Campesino. Al margen de las peleas, pedradas, gasificaciones, en esta contienda primaron insultos racistas entre ambos sectores.

Como muestra de la discriminación racial en Tarija, todavía se pueden ver algunos grafitis con insultos en algunas de las calles céntricas de la ciudad, tal como lo informó el diario elPeriódico el pasado 25 de junio.

La disminución del racismo y discriminación radica en la promulgación de la Ley 045 en octubre del 2010, misma que tuvo como antecedentes los hechos vergonzosos acontecidos el 24 de mayo del 2008 en Sucre con agresiones y humillaciones a los campesinos por cuestiones de raza y de origen. (eP)