Noticias El Periódico Tarija

Hay actividades que nos exigen de diferente manera. Sin desmerecer lo que hace nadie, con seguridad el trabajo de un albañil, el de un chofer de un bus de pasajeros y el de un medico son exigentes pero de forma distinta. Cada cual tiene gran responsabilidad en sus manos, en mayor o menor medida, y cada cual siente las presiones de esa responsabilidad.

Nuestra propia naturaleza nos marca limites, el cansancio, el agotamiento y la sobre saturación son parte de ellos. Muchas veces creemos que nuestra fatiga es únicamente física y nos equivocamos, mentalmente vamos también sufriendo las consecuencias del desgaste que ocasiona desarrollar cualquier emprendimiento. No podemos trabajar, correr, nadar o hasta practicar cualquier deporte de manera indefinida…necesitamos hacer un alto en el camino para dejar que nuestro cuerpo y mente se relajen y descansen.

Quien puede dudar que uno de los trabajos más apasionantes pero al mismo tiempo estresantes seguramente es el de ser médico. Tener los conocimientos y aptitudes necesarios para curar, para luchar por la vida del prójimo es admirable. Pero al mismo tiempo implica una altísima dosis de presión por lo que significa poder hacerlo. Un medico es un ser humano, que siente, se impresiona, se desespera y se agota, que tiene familia, que tiene una vida propia, que tiene tiempos para descansar y para trabajar.

En nuestros hospitales es muy normal que esos tiempos no se respeten y se exija a los galenos sobre esfuerzos que pueden empujarlos a cometer errores, la falta de ítems necesarios hace que cada médico tenga que valer por lo menos por dos y eso hace que deban trabajar más horas seguidas de lo que corresponde, de lo que es adecuado para administrar tanta responsabilidad. Otras veces, la situación económica obliga a que trabaje para el Estado y luego lo haga de manera particular sin tener el tiempo como un parámetro que frene ese ímpetu por generar recursos, ya sea porque se necesitan en el hogar o porque simplemente se quiere ganar lo mas que se pueda mientras se pueda. Pero no solo el problema radica en la falta de ítems o la sobrecarga laboral, también influyen las condiciones en que se trabaja, hospitales sucios y mal mantenidos, sobresaturados de pacientes, carencia de camas e insumos, servicios básicos deplorables, equipamiento deficiente e incompleto,   material de trabajo obsoleto y escaso…y la lista puede prolongarsemás. Sin duda esos elementos condicionan el buen desempeño de quienes están involucrados en la atención de la salud.

Vivir donde reina el dolor, donde se impone el sufrimiento, no es tarea fácil, pensamos que los médicos se “endurecen” con el tiempo, que se vuelven insensibles, es posible que haya casos pero seguro son los menos. Las dosis de estrés diario que recibe un galeno va mellando su propia salud y puede condicionarlo para cumplir su misión. Resulta sencillo exigirles guardias de 24 hrs. continuas para que luego sigan trabajando en una jornada normal pero no medimos hasta qué punto es confiable el rendimiento de ese profesional, que no estáarreglando motores, está salvando vidas, para continuar atendiendo a enfermos ypacientes.

Parece normal que inmensas cantidades de recursos se inviertan en puentes, carreteras, plazas y coliseos y en cada presupuesto se tenga que “exigir” más ítems en salud y educación. Que cada año se otorguen esos ítems en “cuenta gotas” y como haciendo un favor. Una vez más, es que tener el número necesario de médicos y maestros no hará que el político gane votos, la plaza y el puente sí. Siempre vamos a tropezar con los intereses particulares, políticos, sectarios y la falta de priorización de nuestras necesidades y la ausencia de planificación.