MORZINE, FRANCIA
Chris Froome mantuvo su ventaja intacta durante el último día de las etapas de ascenso en los Alpes el sábado y parecía listo para asegurar su tercer título del Tour de Francia en cuatro años.
«Todavía necesito llevar la camiseta amarilla a París mañana, pero la carrera ya está decidida», declaró Froome.
Froome, el británico nacido en Kenia que ganó el Tour en 2013 y 2015, se relajó un poco justo antes de la meta de la 20ma etapa y perdió unos cuantos segundos ante sus principales rivales.
Aun así, terminó la jornada con una ventaja de cuatro minutos y cinco segundos sobre el francés Romain Bardet, mientras que el colombiano Nairo Quintana sigue en tercer lugar general, 4:21 minutos abajo.
El español Ion Izagirre ganó la penúltima etapa bajo la lluvia atacando en un resbaloso descenso de Col de Joux Plane a Morzine.
Otro colombiano, Jarlinson Pantano, cruzó la meta en segundo lugar en la etapa, 19 segundos detrás de Izagirre, mientras que Vincenzo Nibali, campeón del Tour en 2014, terminó en la tercera posición, 42 segundos después. Los tres formaron parte de un grupo que se separó cerca del inicio.
«Una victoria en el Tour y en los Alpes es algo soñado», declaró Izagirre. «Veníamos con el sueño amarillo pero Froome ha demostrado que ha sido el más fuerte».
Izagirre se hallaba al frente en el descenso cuando Pantano cometió un ligero error y tuvo que poner su pie izquierdo en el piso para mantener el control, lo que de paso desaceleró a Nibali.
Izagirre llegó a tomar una velocidad de 85 kph (53 mph) durante el descenso.
Hasta esta etapa, Izagirre había sido apoyo de Quintana, su compañero en Movistar y quien antes del inicio de la competencia se perfilaba a ganar esta edición del Tour.
Froome está a punto de convertirse en el primer ciclista en defender el título del Tour desde que el español Miguel Indurain ganó el último de sus cinco campeonatos consecutivos en 1995. Al estadounidense Lance Armstrong le fueron retirados sus siete títulos en fila por dopaje.
El Tour concluye el domingo en París con una etapa predominantemente ceremonial en los Campos Elíseos.
Froome lució vendaje en rodilla y codo derecho después de haber caído en un resbaloso descenso un día antes. Sin embargo, en esta etapa nunca estuvo en peligro mientras los principales miembros de su Equipo Team lo escoltaron durante la subida y la bajada de cada una de las cuatro cumbres del día.
«Ha sido una carrera realmente intensa… Fue increíble cruzar la última meta con mis compañeros», dijo Froome. «Ellos estuvieron conmigo durante todo el Tour».