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Fue un jueves por la mañana cuando un hombre llamado Juliam, como hacía todos los jueves, se levantó para ir a trabajar. Pero cuando llegó al cuarto de baño, vio otra imagen en el espejo y se quedó con mucho miedo por lo observado…
La imagen era igual que Juliam en muchas cosas. Sus ojos cafes los podía reconocer, incluso la cicatriz de una caída en un rosal cuando era niño marcaba su pomulo derecho, pero, la expresión era totalmente diferente.
Juliam vio en la imagen reflejada un hombre feliz y pleno, sonriendo completamente, sin miedo en su amplia frente y sin cansancio alguno en su penetrante mirada.
Ante eso el asustado Juliam le preguntó titubeantemente a la imagen: «¿Quién, quién eres tú…?».
La imagen inmediatamente le contesto: «¿No me reconoces? Cuando eras joven, me veías todos los días en el espejo. Charlabas conmigo, me contabas todas tus aspiraciones e inquietudes así como tus miedos, pero, un día, me abandonaste, para vivir la vida igual que la de tus ancestros, es así que te casaste, tuviste hijos y eres ejecutivo de una empresa”.
La imagen tras una breve pausa continuo diciendo: “Juliam, soy tu sueño… vine a verte nuevamente, antes de morir definitivamente… sabes me mataste Juliam, pero te perdono, de hecho, te entiendo, me voy feliz conmigo mismo, pero sería tan bello que entre tú y yo no hubiera diferencia ninguna”.
Callo nuevamente por unos segundos para finalizar diciendo: “Juliam, te quiero mucho nunca lo olvides…». Hablando esto, la imagen se deshizo y Juliam se vio a sí mismo nuevamente en el espejo.
Se dice que desde aquel día, Juliam pasó a vivir lo que siempre quiso experimentar y se tornó un hombre diferente, pues logró el milagro de resucitar sus sueños.