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Jesús Vargas Villena/Bolinfo/Tarija
(elPeriódico-diciembre 17/2018) Uno de los principales motivos de la recesión económica en el departamento es precisamente la falta de circulante, porque el motor productivo se encuentra sin la gasolina que le haga funcionar: el dinero.
Los productores de vid, de vinos, de jugos y de quesos de Tarija, coincidieron al apuntar que uno de los principales problemas que deben afrontar es el contrabando.
Para los diferentes sectores productivos, la época de fin de año viene a ser la más fuerte para captar ingresos económicos, pero este diciembre es diferente, llega con una fuerte recesión económica, además de un crecimiento agresivo del contrabando hormiga.
El contrabando hormiga se convirtió en el “Grinch” que corta las esperanzas de tener mayores ingresos para los productores en esta época del año..

“Necesitamos más mercado para nuestros productos y tener más publicidad, porque estamos invadidos por el contrabando”, cuenta Magali de Arroyo, una productora de vid del valle central.
Las inspecciones encabezadas por la Brigada Parlamentaria de Tarija a las fronteras, develaron más de 50 pasos ilegales, por donde el contrabando hormiga tiene su ruta de salida.
En pasos fronterizos como Bermejo, los controles están por el Puente Internacional, pero al lado, se encuentran los ingresos de las “chalanas”, las tradicionales balsas, donde además de turistas, viajan cargas gigantescas de productos de todo tipo.
Los vinos artesanales con precarias etiquetas no son competencia para los bajos precios de marcas como: Uvita, Vinos Toro, Viñas de Balbo, Viejo Tonel, Wine Up y Saque entre otras que ingresan por contrabando.
Los productos de las citadas marcas pueden encontrarse a la venta en las zonas de la Loma de San Juan o el Mercado Campesino o en las ferias callejeras de la ciudad de Tarija, mismas que están avaladas por la Alcaldía.
¿Por qué la Alcaldía no controla?
El argumento es simple: No es su competencia. La Alcaldía emite las licencias de funcionamiento a las licorerías o tiendas, debiendo verificar que su venta esté acorde con el permiso otorgado, pero el tema del contrabando no ingresa en este tipo de controles.
Esta competencia es de la Aduana Nacional y del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag), pero ambas instituciones concentran su trabajo en las carreteras y las fronteras, pero cuando el producto se interna en la ciudad, sus funcionarios aseguran que es más complejo hacer cualquier tipo de control.

Sin embargo, el personal es mínimo en las fronteras para este tipo de controles, solo basta echarle un vistazo en Bermejo, donde los policías que no llegan a 10, quienes pasan a ser solo testigos de cómo internan los contrabandistas estos productos.
Poner freno a las improvisadas balsas de goma, sería un suicidio para estos uniformados, situación similar ocurre en Yacuiba-Pocitos, como en Villa Montes.
Incluso en Yacuiba, la mayoría de las ventas son prácticamente de contrabando, sin que la policía pueda efectuar algún control, al ser totalmente sobrepasada.
Otro de los problemas identificados por los productores es la falta de mercados.

Los productos de contrabando les sacan gran ventaja, pues estos se encuentran en casi todas las tiendas y ferias de la ciudad, e incluso en supermercados.
“Si lo hacemos artesanalmente, no tenemos mercado para vender”, acota Marlene Ávalos Ortiz, una productora de quesos de cabra de la comunidad de Chaguaya.
“Nos falta abrir más mercados para entregar en mayor cantidad”, confiesa Teodora Guerrero, quien es una productora de la comunidad Abra de San Miguel.
“Es importante tener mercados para saber cuánto podemos producir”, agrega Alicia Ortiz Tejerina, de la asociación La Lecherita de la comunidad de Pampa Redonda.
Con la llegada de la temporada alta de turismo en la ciudad de Tarija, las tiendas, licorerías y ferias se llenan de productos que ingresan a bajos costos a competir con la producción local, siendo los más afectados, los pequeños productores.
Las instituciones anunciaron acciones de concientización, por ende, mientras se publican “spots publicitarios” para evitar el consumo de productos de contrabando, en los pasos fronterizos pasan miles de cajas con botellas en su interior ante la vista de los mismos policías.
La estrategia es concientizar al consumidor, pero si las instituciones no controlan, difícilmente este también acate la norma, girando así la rueda de la ilegalidad que atropella a la productividad local. (eP).

elApunte
El paso de la ilegalidad
El 70% de las bebidas alcohólicas que ingresan al mercado boliviano es internado por unos 50 pasos ilegales.
Decenas de clanes familiares, con un alto nivel de organización, con ingentes recursos y equipos de tecnología de punta, utilizan técnicas de la “mafia italiana”, según refirió en una anterior oportunidad la gerente de la Aduana Nacional, Marlene Ardaya Vásquez, para burlar los controles aduaneros, generando millonarias pérdidas.
Según funcionarios de diversas instituciones, unas 30 marcas de whisky, ron, vodka, vino y cerveza ingresan vía contrabando y son comercializadas en mercados, licorerías, tiendas, discotecas como bares.

Los datos
Por el contrabando son cuantificados unos $us 100 millones al año en pérdidas para la producción nacional, según la Aduana.
El Control Operativo Aduanero tiene en todo el país unos 180 funcionarios para el control de las fronteras.