Noticias El Periódico Tarija

Han pasado nueve años desde que la provincia Gran Chaco aprobó en un referéndum su estatuto autonómico, así como sucedió con el Departamento de Tarija, se consumaba un anhelo que había significado luchas del pueblo e instituciones… después de este evento comenzaría otra historia totalmente diferente.

El Chaco se constituyó en región autónoma, algunos adelantaron que se consumaba lentamente aquello del Décimo Departamento, anuncio en tono de advertencia que había servido a más de un líder local para protestar en contra del centralismo capitalino y para ganarse unos cuantos votos. Este proceso viene de la mano de la exigencia del 45% del 11% de las regalías hidrocarburíferas de Tarija, echando mano también a lo que las otras provincias producen. Con semejante participación, que se traduce en la disposición de grandes cantidades de dinero, más la transferencia automática de los mismos desde el Tesoro General, sin pasar por las arcas del Departamento de Tarija, se tejía el esquema perfecto para no tener que rendir cuentas a nadie y proyectar su desarrollo sin consultas ni límites. La creación de la asamblea regional, con competencias muy limitadas y sin atribuciones legislativas, reveló una instancia más figurativa y de escaso aporte a los fines en sí del proceso. Hoy por hoy, a los chaqueños les sucede como al resto de los habitantes tarijeños, ven que la autonomía solo sirvió para el discurso y para que unos pocos salgan beneficiados ya que en los hechos, en el plano departamental se evidencia aún la fuerte ligazón al gobierno central y en el regional, está latente la imposibilidad de aprovechar los recursos para progresar. De fondo siempre fue eso, élites políticas queriendo manejar el dinero de todos, hoy el Chaco enfrenta síntomas de división ya que Villamontes y Caraparí cuestionan porqué Yacuiba debe recibir un 15% igual que ellos si no produce una sola molécula de gas natural. Sin embargo el proyecto de redistribución de regalías presentado por O’Connor y Arce parece haber puesto paños fríos a las reyertas internas, por el momento. La deuda está pendiente y las respuestas también, sobre qué tanto bienestar y desarrollo trajo hasta ahora la autonomía departamental y regional.