Noticias El Periódico Tarija

Quien puede dudar que muchas de nuestras costumbres y tradiciones están ligadas a nuestra fe religiosa. Esta particularidad no solo se da en Tarija sino en todo el país, cada quien a su modo, de acuerdo justo a eso… sus usos y costumbres.

La festividad de Todos los Santos y el día de difuntos está muy enraizada en nosotros y tiene un fuerte componente emocional ya que se trata de seres queridos que se fueron, que partieron hacia el más allá. Los preparativos se sienten varias semanas antes, no solo desde instituciones como la alcaldía que se encarga del cementerio, sobretodo en cada familia que se preocupa por pintar o restaurar el nicho o el mausoleo donde descansan los difuntos. Miles de personas se vuelcan a los campos santos para acompañarlos y se preparan mesas esperando sus visitas en nuestros hogares, es el tiempo en que ellos supuestamente vuelven para compartir con nosotros. Días de nostalgia, de recuerdos, de sentimientos encontrados, de recordar momentos felices y extrañarlos al mismo tiempo. Lo cierto es que son costumbres que se mantienen firmes, que no pasan porque un sacerdote o una iglesia nos lo manden, se trata de nuestros difuntos y eso va más allá de todo.

No se puede tampoco negar que las nuevas generaciones, que no se apegan a una creencia religiosa definida o con más solidez, van dejando de lado poner en práctica costumbres tan importantes, actitud que se interpreta a veces como frialdad o falta de amor pero que tiene mucho que ver con los tiempos que corren y nuestro propio descuido como padres de familia que relajamos bastante la transmisión de principios, valores, tradiciones y costumbres. Así como el respeto al almuerzo familiar, la navidad, Semana Santa, etc. Si bien aún podemos afirmar que ésta en particular nos muestra entrega total de la gente, también debemos llamarnos la atención para no descuidar la transmisión de vivencias a los nuestros porque si no lo hacemos, seguramente pasaremos a ser parte de los difuntos del futuro olvidados y abandonados en un frío cementerio.