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Violeta Castillo/Bolinfo/Tarija
(elPeriódico-octubre 16/2018) Las fiestas clandestinas a las que acuden adolescentes entre 13 y 16 años ponen en evidencia la falta de conciencia, por un lado y por otro, la falta de control de los padres de familia.
Cerca de setenta adolescentes fueron trasladados a principios de este mes a dependencias de la Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen (Felcc), luego de ser sorprendidos en una de estas fiestas clandestinas a media noche.
A momento de ser capturados, efectivos policiales evidenciaron que en el inmueble donde fue realizada esta fiesta, distribuían alcohol a los menores de edad sin ningún tipo de control aparte de los organizadores.
Los participantes no llegaban ni a los 20 años.
En la Felcc se hizo presente el personal de turno de la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia. Estos funcionarios, tomaron contacto con los padres de familia para que puedan ir a recogerlos.
Al llegar, la gran mayoría de los padres, indicaron que no tenían conocimiento de dónde estaban sus hijos. Casi todos ellos habían indicado que iban a ir a visitar a un amigo que estaba de cumpleaños.
Sin embargo, lo ocurrido no se trata de un hecho aislado, al contrario, la realización de estas fiestas, es algo que ocurre prácticamente cada semana, sin que sepan las autoridades ni las familias de los adolescentes.
elPeriódico tomó contacto con parte de los participantes de estos eventos.
El joven de 21 años declaró, que contrario a lo que piensa la mayoría, estas fiestas no tienen un afán lucrativo. Se trata de una especie de competencia que existe entre diferentes grupos de adolescentes.
Esta competencia se basa en ver qué grupo convoca a más adolescentes y quién organiza la mejor fiesta.
Los dos grupos organizan su fiesta el mismo día y a la misma hora.
Aunque dentro de los parámetros de estos grupos, la diversión no se mide solamente por la música o la alegría, sino por la cantidad de alcohol que tienen a su disposición los participantes.

Según lo que refiere el joven entrevistado, existen grupos de WhatsApp donde se incluye a todos los participantes.
Por este medio establecen el lugar, la hora del evento y la cuota que deben pagar, además de que acuerdan en qué es lo que dirán los adolescentes para tener permiso, un cumpleaños, una tarea u otra excusa.
La promoción de estas fiestas son realizadas con semanas de anticipación, y los organizadores también visitan colegios para hacer la venta de entradas. El costo por cada manilla, por lo general es entre Bs 10 y Bs 15.
Dentro de la fiesta, el precio de la bebida por lo general no varía con respecto al precio de las tiendas.
Por lo general, no dicen a dónde están yendo realmente, es común que especialmente las chicas lleguen a la fiesta con una mochila y con ropa casual. Ya en el lugar, se dirigen a los baños para cambiarse y maquillarse.
Este organizador negó que en estas fiestas distribuyan drogas. Sin embargo, admitió que distribuyen alcohol sin ningún tipo de restricción al tratarse de menores de edad.
Es por esta razón, que después de un par de horas, es común ver a chicos y chicas en estados de embriaguez perdiendo el control y protagonizando peleas.
El joven también declaró que tiene conocimiento de que no es legal este tipo de eventos cuando se trata de menores de edad, pese a eso, acepta ir porque declara que se divierte “mucho”.
Como estas fiestas son realizadas de manera competitiva entre diferentes grupos de amigos, el joven comenta que los organizadores buscan contratar los mejores servicios en cuanto a música e iluminación.
Por lo general, es realizado un contrato verbal previo en el que se acuerda un monto entre los Bs 1.000 y Bs 1.200 por unas tres horas.
Si pasa este tiempo, los jóvenes aún desean quedarse, el organizador accede a pagar Bs 100 por hora adicional.
Entonces, cuando ya es desarrollada la fiesta, los organizadores y participantes suben fotos como vídeos a los grupos de WhatsApp, como una forma de concurso para comparar con las otras actividades.
Este joven relató que la intervención realizada por la Policía y la Defensoría de la Niñez no fue la primera. Ya habrían intervenido otros eventos.
Indicó que cuando esta situación ocurre, por lo general, dejan de organizar fiestas por “unas semanas”.
Pero contrario a lo que uno podría imaginar, los jóvenes no sienten culpa o vergüenza al ser capturados y llevados a dependencias policiales. Sino que gran parte de los jóvenes se divierten e incluso se toman “selfies” o filman el evento.
“Al día siguiente todos suben sus fotos y sus vídeos al WhatsApp. Cuando pasa esto, dicen que la fiesta estaba bien”, dijo.
De acuerdo a lo que refiere el joven, este tipo de cosas como las fotos y vídeos de intervenciones policiales hacen sentir a los adolescentes como “rudos”. (eP).

Nota de apoyo
Jóvenes vs Policía
Uno de los participantes de estas fiestas informó que ellos sienten una especie de rivalidad con la Policía, porque los oficiales “cortan sus fiestas”.
Es por esta razón, que al ocurrir un incidente en el que los patrulleros dan con el local e intervienen algún evento, ellos “en venganza”, fingen organizar fiestas que en realidad no son realizadas.
Para eso, hacen lo mismo que en la organización de fiestas reales, es decir, crean grupos de WhatsApp y envían cadenas procurando que le llegue a un efectivo policial.
Al tomar conocimiento, la Policía organiza una intervención, pero al llegar al lugar no encuentra nada irregular, desplazando uniformados de gana.
Otra medida de estos grupos de jóvenes es de realizar sus fiestas lejos del centro de la ciudad, contratando locales o casas en lugares como Sella o El Valle de la Concepción.
Para llegar a estos lugares, son los mismos organizadores que contratan uno o dos buses que trasladan a los adolescentes desde el centro de la ciudad a las fiestas.
El retorno depende de cada participante, y como por estos lugares no hay un servicio de transporte regular, ellos retornan un tramo caminando hasta encontrar algún vehículo.

ElAPUNTE:
Medidas de seguridad
Los jóvenes que participan en estas fiestas se exponen a diferentes riesgos, como robos, peleas o violaciones, tanto la Policía como la Defensoría de la Niñez y la Adolescencia piden a sus padres tomar mayores medidas de seguridad.
Ambas instituciones hacen hincapié en aconsejar a los padres de familia a que establezcan un lazo más cercano con los adolescentes, de confianza, pero también de control.
Exhortan a tener conocimiento de quiénes son los círculos sociales en los que se desenvuelven los menores, y también de qué lugares y amigos frecuentan.
Además, las autoridades hacen hincapié en el control que debe tenerse sobre el uso que hacen los menores de sus redes sociales de intrernet, pues ahí, suelen exponerse a situaciones de riesgo.

LosDATOS:
-La mayoría de los jóvenes salen a las fiestas diciendo que irán a hacer un trabajo escolar.
-A cada fiesta asiste un promedio de 70 jóvenes.