Como si fuéramos abuelas de antaño, repetimos algunas cosas pero de las buenas, dicen que en Tarija se podía dejar una bicicleta en la calle y al día siguiente se la encontraba en el mismo lugar. La honradez era parte del diario vivir, del buen vivir que teníamos los tarijeños y de todo el que vivía en estas tierras bondadosas. Hoy la realidad es drásticamente diferente, la bicicleta no aguanta dos minutos, la moto unos diez y el auto, si solo le sacan partes, nos debemos considerar afortunados.
Existen zonas rojas en la ciudad donde no es conveniente dejar nuestro vehículo, en un dos por tres le roban algo los dueños de lo ajeno que pululan por ahí, puede ser un espejo retrovisor, un limpiaparabrisas, una luz de parqueo o hasta un farol, así nomas. En otras ocasiones, cuando nos encontramos con malvivientes más avezados, lo que dejamos dentro del vehículo también está en riesgo, el equipo de sonido, bolsos, carteras y todo lo que parezca o sea de valor. Con una habilidad usada para el mal, rompen uno de los vidrios usando una bujía vieja, un martillo envuelto en un pañuelo o usando otro método más novedoso, entran sin hacer mucho ruido y sin llamar la atención de transeúntes que están cerca. Existe una especie de conjugación entre la sagacidad, la rapidez y el silencio. En Tarija, estas situaciones son parte de los «colerones» de los propietarios de un motorizado, que por prisa o desconocimiento lo dejan donde no deben, en realidad ¿ quién sabe a ciencia cierta dónde es seguro estacionar un vehículo?, ya no hay garantías en ningún lugar.
Todo lo descrito nos habla de índices crecientes de inseguridad ciudadana, a la que debería hacerle frente la policía en estrecha coordinación con la población, lo que por supuesto no se da. La ausencia de uniformados justamente en las zonas más peligrosas es cuestionable aunque no podemos dejar de reconocer que no se cuenta con el número de efectivos suficiente para combatir el crimen y encima controlar el comportamiento del resto de la gente, que no es de los mejores, en especial durante los fines de semana. Urgentemente se deben asumir acciones y cerrar el círculo para afianzar esa alianza sobre la que se debe trabajar entre la verde olivo y nosotros, los ciudadanos.