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En nuestro imaginario, cuando una mujer está embarazada, los síntomas que indican el futuro nacimiento son muchos. Algunos de ellos tienen que ver con ciertos cambios poco certeros y que se basan en creencias populares…

Por ejemplo el color de la línea que corre del ombligo a la pelvis, misma que «puede profetizar el sexo del bebé»; o las náuseas, las cuales si son exageradas se deben a una reacción de la madre al futuro bebé si es varón, según la voz pública. No obstante, la ciencia está para explicar tales cuestiones sin complejos.

Para los investigadores y médicos, los indicadores del embarazo son detalles físicos que cambian el cuerpo y modifican el interior del mismo muy puntualmente. Pero hay un pequeño detalle que la ciencia no ha podido explicar al cien por ciento: ¿por qué el padre del bebé siente náuseas y mareos, justo como la madre?

A esta peculiaridad se le denomina Síndrome de Covada y se le atribuye a la conexión emocional y a algunas respuestas bioquímicas a estímulos olfativos enviados por ambos padres entre sí. No sabemos si es real, lo cierto es que aún no existe una explicación legítima al hecho, por lo que no debería ser considerado un síntoma. Sin embargo, sí existen ciertas reglas e indicativos reales que dicen cuando una mujer está embarazada. Son sencillas y evidentes, así que no habrá problema en detectarlas:

Existe un ligero sangrado

No es que el período llegue de manera regular. En este caso, el color no es rojo, sino rosa o marrón. Éste pude ocurrir una semana después de la fecundación, es decir, cuando el espermatozoide ya se ha implantado en el útero. Dura cerca de dos días, así que si el tiempo aumenta, puede que sea la menstruación regular o que exista un problema hormonal. En ese caso, lo ideal es consultar una opinión médica.

Los cólicos son distintos e incómodos

Sin embargo, no son los convencionales. No deben ser muy fuertes ni provocar imposibilidad para trabajar o hacer tus actividades comunes. Si los malestares son realmente insufribles o no se calman con un medicamento para el dolor, es probable que se trate de una patología. El dolor es a causa del estiramiento del útero, mismo que se prepara para albergar un bebé.

El sueño es incontrolable

A veces, puedes cansarte mucho durante el día aunque en realidad no exista mucho esfuerzo o actividades físicas. Cuando un embarazo se hace presente, el cuerpo comienza a producir grandes cantidades de progesterona, una hormona que funge como sedante natural generando somnolencia y agotamiento. Por lo general, la fatiga se da a horas del día poco comunes o se prolongan las horas de sueño por más tiempo.

Los senos cambian

Éste es uno de los cambios más evidentes ya que aumentan el tamaño y la sensibilidad. De igual manera, los pezones tienen un cambio notable, pues se oscurecen gracias a que la hormona MSH encargada de la pigmentación sufre una leve descomposición. También es muy normal que alrededor de ellos aparezcan granitos llamados tubérculos de Montgomery y sirven para mantener lubricado y protegido el seno durante la lactancia o bien, experimenten una secreción blanquecina.

El olfato se agudiza

 Desafortunadamente, este sentido se hace mucho más sensible y por ende los olores que antes parecían agradables, ahora son bastante molestos e incómodos, por lo que hay que tener cuidado con esos aromas porque podrían provocar náuseas y migrañas.

Los antojos se presentan, pero no al inicio

Debe haber pasado al menos un mes de gestación para que se presente un cambio en la forma de la alimentación. El deseo por la comida cambia de mujer a mujer, así que mientras unas desean comida salada, otras prefieren picosa y unas más optan por el azúcar. De igual manera, la boca mantiene un sabor metálico que desaparece unas semanas después.

Se forman gases y malestares estomacales

Esto es debido al desplazamiento del intestino para dar paso al desarrollo embrionario dentro del útero. Entonces, el organismo empieza a llenarse de aire y se forman gases molestos que suelen mutar a dolores leves, pero incómodos. A medida de que el útero crece, la incomodidad también lo hace y los gases no dejan de producirse en tu interior.

Las ganas de orinar se incrementan

Desde el primer día de gestación, se acumulan más líquidos en el cuerpo, por lo que los riñones trabajan más. Por lo consiguiente, las ganas de orinar aumentan considerablemente. Esto ocurre principalmente al principio el embarazo y al final, porque el crecimiento del bebé presiona constantemente la vejiga.

Se dan mareos, náuseas y vómito

Éstas se dan gracias a la acción de la progesterona y la HGC, hormona que emite el embrión y que por su fuerza y componentes irritan el estómago. La presión sanguínea desciende, a veces de manera considerable y surgen los mareos. Esos malestares son momentáneos y se deben ir luego del primer trimestre.

Ausencia de la regla

Posiblemente sea el más evidente de todos. Si notas que tu ciclo se vuelve irregular o que desaparece por varios meses, ten por seguro que es la señal de que algo ocurre dentro de ti. No obstante, no puedes confiarte al cien por ciento de este síntoma ya que hay mujeres que tienen un ligero sangrado aún en los últimos meses de embarazo.

Si tienes al menos tres de estos síntomas, es preferible que te hagas una prueba de embarazo que te ayude a esclarecer tu situación. Claro, hay que tener en cuenta que en ocasiones, las pruebas caseras no son completamente efectivas, por lo que será mejor que acudas a un laboratorio a que te den un resultado más certero. En casi todos los casos se presentan todos los síntomas, pero, para estar completamente segura, no hay nada mejor que una opinión médica.