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La Razón
Tres violentos atracos, registrados entre 2017 y este año, revelaron la presencia en Bolivia de dos de los más grandes cárteles de narcotraficantes de Brasil. Esta realidad preocupa a autoridades del país porque representa una amenaza a la seguridad del Estado.

El 30 de marzo de 2017, miembros del Primer Comando de la Capital (PCC) atracaron un carro de Brinks, en Roboré, Santa Cruz; cuatro meses después, el 13 de julio, elementos de esa misma organización propiciaron el robo a la joyería cruceña EuroChronos, en el que murieron cinco personas.

El pasado fin de semana, un grupo de delincuentes ligados al Comando Vermelho (CV), otra de las más peligrosas organizaciones brasileñas, asaltó la Capitanía de Puerto Bruno Racua, en Pando, en la frontera con Brasil de donde se llevaron nueve fusiles AK-47, 11 cargadores y cinco pistolas; dos militares resultaron heridos.

Hecho. “La mayor preocupación es que el armamento robado pueda ser usado en otras acciones que tome ese grupo criminal en territorio nacional”, afirmó el ministro de Defensa, Javier Zavaleta.