Noticias El Periódico Tarija

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L a figura de Kratos sigue emanando poder y violencia, pero de un modo distinto. Su piel está cubierta por las cenizas de su familia y en los antebrazos aún conserva las cicatrices de las Espadas del Caos, pero en God of War para PS4 además del dios de la guerra, actúa como padre.

Como padre e hijo
Porque tan importante como la figura del espartano es la de su hijo Atreus. El retrato de este adolescente, que acaba de perder a su madre y tiene que llevar sus cenizas a la cima más alta, es una combinación en la medida justa de sensibilidad, miedo y arrogancia. En God of War para PS4 se encuentra -por primera vez- sólo con su padre. Y al mismo tiempo le reprocha su ausencia, busca su protección y trata de impresionarle con sus «torpes» habilidades para el combate.
Desde la primera secuencia en el juego, en que asistimos a un funeral al estilo de Midgard (con el mantra «he aquí que veo a mi padre, he aquí que veo a mi madre, he aquí que me llaman») descubrimos que el personaje de Atreus es una pieza fundamental que la saga necesitaba para crecer.
La relación entre padre e hijo es tan compleja como hemos visto en The Last of Us (y en cierto modo en Uncharted 3). En God of War, además de proteger al muchacho, Kratos debe enseñarle a valerse por sí mismo -con bastante poca sensibilidad- y poco a poco, demostrarle respeto y cariño. De hecho, al principio del juego ni siquiera se dirige a él por su nombre o como «hijo» sino como «chico». La referencia más evidente es Kozure Okami (El lobo solitario y su cachorro) que cuenta la historia de un samurai y su pequeño en busca de venganza.
Esta relación también tiene su importancia durante el gameplay. Atreus no es un simple acompañante. En algunos momentos, su habilidad con el arco nos servirá para eliminar a los gigantescos monstruos que nos acechan, en otros, tendremos que rescatarle de manos de algún enemigo.

Y siempre le dará a los combates un tinte más serio: en los primeros compases descubrimos cómo le afecta matar a un oponente humano (algo similar a lo que ocurría en el «reboot» de Tomb Raider, pero con la crudeza propia de God of War).

Espectáculo para los sentidos
Si la solidez de los personajes nos ha impresionado, qué decir del apartado técnico. God of War es uno de los juegos más espectaculares y detallados de la generación, y en PS4 PRO rivaliza con Horizon Zero Dawn (sus entornos son más pequeños, pero el nivel de detalle es superior) como el juego que mejor aprovecha el hardware. Pero no se trata simplemente de tener modelos mejor construidos o texturas con más detalle.
Uno de los principales logros de God of War es la cámara. Aunque había sido un tema controvertido cuando se mostraron las primeras imágenes, tener una cámara al hombro nos permite explorar los entornos con más facilidad (hay elementos de mundo abierto) y hace que los combates sean más impactantes.
Además, todo el juego se desarrolla en un único plano secuencia. Si cuando vemos esto en una película ya nos impresiona al menos desde un punto de vista técnico (pensad en Birdman o en La soga), en un videojuego cobra más sentido. La narración es más «pura», y nos hace sentirnos como el mismo Kratos. Ha sido una apuesta arriesgada, tanto que Barlog considera que los cinco años de desarrollo han sido un tiempo muy ajustado, y que hubiera necesitado siete para sacarlo adelante con más calma.
El precio que hay que pagar por esta perspectiva es que Kratos no salta ni nada. Todos los movimientos que no están relacionados con el combate y el desplazamiento, como trepar, agacharse o pasar por lugares estrechos se han resuelto mediante botones contextuales. Y funcionan de maravilla

El sistema de juego
God of War se apoya sobre los combates, contra hombres y criaturas mitológicas por igual. El hecho de portar un hacha en lugar de las Espadas del Caos, hace que sean un poco más lentos, pero también más estratégicos -como si la madurez del protagonista afectase también a este apartado-. Esta entrega nos regala enfrentamientos muy viscerales, que nos hacen apretar los dientes y disfrutar con cada puñetazo, con cada hachazo y con los sangrientos golpes finales (que se activan presionando R3)
También se conservan ataques especiales (la furia espartana se activa presionando L3 y R3 después de haber golpeado unas cuantas veces a nuestro rival) que aprovechan elementos del escenario para resultar aún más contundentes. Kratos es un dios, y lo demuestra con cada golpe, con la fuerza de sus movimientos y la destrucción que le acompaña.

Rumbo al GOTY
Aún queda mucho por descubrir en God of War. Pero el exclusivo de PS4, que se lanzo en todo el mundo el 20 de abril ya nos ha mostrado sus armas para convertirse en uno de los juegos del año (y eso que la pelea va a estar muy reñida en este 2018).
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