Noticias El Periódico Tarija

Cultura Colectiva

A veces gana nuestra Audrey Hepburn interna y no lo podemos detener. La dulce chica que salía a dar un paseo en compañía de su ciervo –Pippen– solía pensarse como un ser desgraciado; la desdicha consistía en haber nacido, según ella, con una terrible necesidad de dar tanto amor como fuera posible y no tener a nadie que se le retribuyera. Si me lo permite el recuerdo de esta diosa hollywoodense, una parte de ella se equivocaba, porque en realidad todo su afecto tuvo un destino y ése fuimos todos nosotros. Las personas a quienes marcó su cine y en consecuencia, la adoraremos por el resto de los tiempos.

“Dejemos de esforzarnos en las metas o en las enseñanzas hipertrascendentes; lo que de verdad importa está en los hábitos, en la reflexión de estar y compartir”.

Es por ello que la chica Tiffany pudo estar errada y algunos otros habitantes del mundo también podrían estarlo. Hay muchas maneras de demostrar el cariño hacia lo humano y dejar huella en la Tierra; no se necesita un matrimonio perfecto y una familia numerosa para guardarse en el recuerdo de la gente, tampoco es vital que la adoración se dirija a un solo cuerpo para imprimirse debidamente en esta vida.

“Tiempo y espacio son la combinación perfecta para todo. Y el escenario ideal es ése que le dedicas a alguien con ambos elementos”.

Cualquier dato, en realidad, puede ser olvidado; de hecho, el 90 % de la nueva información que recibimos es desechada, pero el impacto de alguien sobre el presente y el futuro de nuestro ser es algo que se tatúa, se convierte en un sello imborrable. Según expertos en la ciencia cognitiva, transformarte en una persona que influencie y genere cambios en los demás, hacerte un ser humano que se haga referente de calidez, es en extremo posible.

¿Cómo? Dejemos de esforzarnos en las metas o en las enseñanzas hipertrascendentes; lo que de verdad importa está en los hábitos, en la reflexión de estar y compartir. Hay formas muy específicas para cuidar esa impresión, según lo estudiado por la psicóloga Carmen Simon, aunque no debemos exagerar y convertirnos en ese personaje metafísico que engrandecen todas sus actitudes, terminando por cansar. La verdadera solución está en ser auténtico y, en esa legitimidad, proteger los siguientes puntos en un halo de naturalidad.

Para hacernos realmente inolvidables, de entrañable claridad, basta entonces con…

… crear escenarios.

Tiempo y espacio son ala combinación perfecta para todo. Y el escenario ideal es ése que le dedicas a alguien con ambos elementos; no se necesita un bello sitio ni una mágica tarde, basta con estar.

… dar emociones.

No es suficiente con vivir algo interesante. Se necesita hacer sentir al otro verdaderamente acompañado; eso genera el recuerdo.

… motivar.

La gente que se queda en el corazón es aquella que motiva, que da coraje para seguir; no la que critica ni la que desalienta.

… sorprender.

Hacer cosas que sean espontáneas e inesperadas es la mejor alternativa; trata de no caer en la aburrición o en la monotonía extrema.

… distinguirte.

No seas igual a todos los demás. No necesitas ser alguien enigmático y extravagante; sólo necesitas ser tú mismo.

… hacer familia.

Genera vínculos con las personas. Mientras más apoyo sientan en ti, cariño y afecto, sabrán que eres alguien para guardar.

… no ilusionar.

El verdadero secreto para mantenerse en la memoria de alguien es cumplir y ser coherente con las cosas que dices. Pocas personas inolvidables son capaces de seguir sus palabras, si consigues ser una de ellas nadie podrá omitirte entre sus seres preferidos en el mundo.

… no intentar cambiar a los demás.

Algo importante es respetar las decisiones de los demás; cuando eres pareja, amigo o un ser muy cercano de alguien a quien estimas, lo más importante es opinar y apoyar, no dar órdenes.

… sacar lo mejor de los demás.

No se trata de ser una persona increíble en todo momento; se trata de ayudar al resto a demostrar que tienen mucho por lucir y aportar.

… transformar todo en una oportunidad

Lo realmente valioso para guardar en la memoria a una persona inolvidable es que, incluso en los días malos o en aquellos que no resultan como se tenía esperado, fuiste capaz de hallar oportunidades para hacer que todo valiera.