La problemática de la basura es recurrente, está latente y vigente, no sólo es cuestión de quien debe limpiar la ciudad, sino de quien no debe ensuciarla. No podemos enfocar nuestras críticas para los funcionarios que trabajan para recoger la basura, ellos hacen lo suyo, no pueden estar todo el día yendo y volviendo para retirar los desechos de gente mal educada que no entiende lo que es limpieza .
El alcalde Rodrigo Paz tenía mucha razón cuando comentaba cuántas veces al día debía limpiarse la plaza principal de la ciudad de Tarija, es inadmisible y no se le puede echar la culpa a quien la limpia, sino mejor a quienes la ensucian de manera permanente. Es un problema de cultura y falta de educación, aunque algunos dudan que sea así porque cuando vamos a otro país nos comportamos de otra manera, quiere decir que no somos «ensuciadores» por naturaleza ni tampoco mal educados reincidentes, sabemos lo que está bien y lo que está mal… sabemos diferenciar, pero en nuestra tierra nos inclinamos por ser parte del problema y no de la solución. Cuando no tenemos un lugar donde arrojar la basura en específico, utilizamos espacios de toda índole, quebradas, caminos comunales, lotes baldíos, siempre buscando hacerlo a escondidas y lejos de los ojos de la gente, reconociendo tácitamente que sabemos lo que hacemos. Por eso la imagen en general de nuestra ciudad está asociada con la falta de higiene y la basura, a pesar de ser dentro de todo, considerada como bastante limpia en el contexto nacional, cada vez menos, pero aún peleando con otras regiones.
Tenemos vecinos que eligen lugares donde se desechan escombros de construcción para arrojar los suyos de todo tipo y sin seleccionar, lo mismo ocurre en esos caminos alejados que a un lado y al otro, exponen desechos orgánicos, bolsas plásticas, etc, así es que encontramos también quebradas con basura flotando sobre sus aguas o atrapada por otros desperdicios. Todo eso no llegó por sus propios medios, se precisa alguien que lo haga y lastimosamente hay demasiados dispuestos a hacerlo.
Recurrimos otra vez a la tarea de educar al ciudadano que instituciones públicas como la alcaldía, deben ejecutar. Así como no debemos poner todo el peso sobre sus hombros tampoco podemos alentar el descuido en esos aspectos. Si tenemos una población que, sin miramientos deja la basura donde sea o, lo que es peor, a propósito la arroja en lugares como los mencionados, merecemos la realidad que vivimos. La concientizacion es labor de las instituciones, el concientizarse depende del ciudadano.