Por Verónica Ormachea G
El paro nacional fue un éxito contundente, a pesar de la represión del gobierno, que lanzó gases y agredió a algunos ciudadanos mientras espiaba con drones.
Por primera vez en 12 años de gobierno de Evo Morales, la mayoría silenciosa dejó su comodidad de lado, coordinó un paro nacional y salió a las calles a bloquear y defender el voto del 21-F en que ganó el NO a la reelección inconstitucional y por cuarta vez del presidente. Gritaban, entre otros, que no querían llegar al extremo como Venezuela.
La oposición también protestó por la decisión ilegal y arbitraria del Tribunal Constitucional de habilitar a Evo de forma indefinida.
Mientras el gobierno tomaba lista de asistencia obligatoria con amenazas a sus partidarios vestidos de azul, los bolivianos demócratas flameaban la tricolor con el escudo boliviano y cantaban el himno nacional.
Todo esto gracias a que los bolivianos han demostrado su sentido democrático y ser defensores de la libertades ciudadanas.
Ningún ciudadano con libertad de pensamiento y expresión y que esté en sus cabales quiere populismos fundamentalistas prorrogüistas como las de Evo o Maduro, ni dictaduras civiles, ni militares de derecha ni de izquierda.
La redes sociales han achicado al mundo y no hay poder político ni humano que las controle. Es el nuevo y poderoso poder mediático sin precedentes que está al alcance de la mano de los habitantes del planeta.
La coordinación para el paro fue impecable. Los bolivianos de todo el país se comunicaban de forma instantánea. Prueba clara es que el Comité de Defensa de la Democracia convocó a los paceños a la Plaza San Francisco y al enterarse que los partidarios del gobierno estaban apostados allí bebiendo alcohol, en cuestión de minutos la concentración se trasladó a la UMSA.
Por primera vez se vio tanta concurrencia de la sociedad civil. Ésta fue masiva, histórica e inédita en la que sorprendió la participación de mujeres y jóvenes en busca de un cambio.
La asistencia de las juntas vecinales, docentes y estudiantes de la UMSA y el sector de salud fue decisiva.
También hubo protestas de bolivianos en Madrid, Washington y Roma, entre otras ciudades.
El ex presidente Tuto Quiroga, solicitó al Secretario General de la OEA, activar el Sistema Interamericano para obtener un fallo para que se respete el voto y se salve la democracia en nuestro país.
Evo pierde popularidad a pasos agigantados. El poder político durante muchos años envilece, corrompe, crea idolatrías falsas, coarta las libertades ciudadanas y termina siendo una dictadura a pesar de que sus líderes -en un inicio- hubiesen sido elegidos, como ocurrió con Hitler.
Recordemos el daño que han hecho éstas en el curso de la historia. Franco se mantuvo en el poder durante 40 años y fue negativo para España. O los Castro que están 58 años en el poder. Los bolivianos ya no creen en el proceso de cambio que ofreció Morales. Su discurso es cada vez más agresivo y está a la defensiva. Éste no ha hecho mas que profundizar el racismo entre sus partidarios y opositores polarizando el país.
Los masistas continúan repitiendo que la oposición es de derecha, imperialista y que siguen siendo los patrones. Nada más falso. Existe una clase media consolidada y el pongueaje se eliminó durante el gobierno de Villarroel el siglo pasado.
El hecho es que los bolivianos demócratas, no dejarán de protestar porque no quieren caer como Venezuela.